MIAMI, Estados Unidos. – A la periodista y bloguera Ileana Medina, después de un cuarto de siglo en el exilio, le sigue doliendo Cuba. Así lo confirmó a la escritora María Elena Cruz Varela, quien la entrevistó para Martí Noticias.
“Pienso en Cuba, claro, allí viven mis hermanos y quedan algunos -pocos- amigos, sigo las noticias y las redes sociales. Nunca ha dejado de dolerme pensar en lo que pudiera haber sido y lo que es. El drama cotidiano de la vida allí es terrible, no ya sólo la pobreza, sino el absurdo, el totalitarismo y la mentira. Cuba duele”, dijo.
Medina, editora del blog “Tenemos tetas”, se fue de Cuba a España muy joven, a los 23 años, en la década de los 90, siendo ya graduada de periodismo y profesora universitaria. Explicó que se fue en busca de “la posibilidad de una vida normal”. Definió esa vida normal como la simple posibilidad de “trabajar libremente, ganar un sueldo y vivir de él…una vida sencilla y digna, con las necesidades básicas resueltas, sin tener que repetir consignas políticas cada día, y gozando de los derechos humanos universales, lo que la mayoría de los humanos queremos y merecemos”.
Dice haber aprendido que “a veces, queriendo construir el paraíso, se construye el peor de los infiernos”. Y aconseja: “Huye de quien te prometa el paraíso. Sólo hay una manera de mejorar el mundo, conocerse y mejorarse a uno mismo, cuidar de los cercanos, criar bien a los hijos, tratar bien a los demás, ser amable, ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace.”
Para Ileana Medina, “la libertad es la posibilidad de que cada uno pueda llegar a ser lo que vino a ser en esta vida. Desarrollar sus dones y talentos, expresarse sin miedo a ser discriminado ni castigado, ofrecer sus servicios y recibir remuneración a cambio, expandirse con el único límite de no hacer daño a otros”.
“La vida se hace a través de nosotros y sólo podemos aspirar a no ponerle demasiados obstáculos. Crecer física y espiritualmente, con el único límite de la regla de oro, tratar a los demás como te gustaría ser tratada”, aseguró.
Sobre la Patria dice no saber muy bien qué es. “Las fronteras y los Estados son un accidente, a veces útiles, pero arbitrarios, bien pudieran ser otros. Me gusta el paralelismo entre la tierra y la madre, nutricias y expansivas, y el Estado y el padre, la ley y el orden. Creo que ambos, los progenitores y los Estados, deben dar a sus hijos raíces y alas. Nutrientes para ser fuertes y libertad para volar. Los humanos no somos plantas y podemos movernos, siempre lo hemos hecho. Emigrar es un drama, y los gobiernos tienen el deber de que la vida de sus ciudadanos sea lo mejor posible, pero moverse también es un lujo, una oportunidad y un privilegio. Siempre ha habido flujos humanos desde la pobreza hacia la riqueza, desde el encierro hacia la libertad, y los seguirá habiendo.”
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