MIAMI, Estados Unidos.- El primer debate presidencial entre los candidatos a la Casa Blanca, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, mostró la oposición frontal entre ambos, con una hora y media de ataques directos sin contemplaciones en economía, cuestiones raciales, política comercial y exterior. El debate en la Universidad de Hofstra, en Long Island (Nueva York) cumplió las expectativas generadas y mostró el contraste entre las propuestas y las fuertes personalidades de Clinton, vestida toda de rojo, y Trump, con traje oscuro y corbata celeste.
Desde el comienzo, la exsecretaria de Estado fue directa al ataque, y el magnate inmobiliario aceptó el reto con réplicas igual de contundentes. “Donald (Trump) fue uno de los que se aprovechó de la crisis inmobiliaria”, dijo Clinton en el inicio, y recordó que “la peor crisis desde la Gran Depresión” se debió a un sistema impositivo como el que quiere promover el magnate, centrado en recortar los impuestos a los más ricos.
Por su parte, Trump echó en cara a su rival demócrata “sus más de 30 años en cargos públicos” y sus escasos éxitos. El republicano criticó el acuerdo de libre comercio con Canadá y México (TLCAN o NAFTA, en inglés), firmado en la década de 1990 bajo la presidencia del marido de Hillary, Bill Clinton, al calificarlo del “más desastroso de la historia” y responsable de la fuga “de miles” de puestos de trabajo de EEUU.
“Tenemos que impedir que las empresas dejen (Estados Unidos)”, afirmó Trump, quien reiteró su propuesta de gravar con impuestos a las compañías que se trasladen desde Estados Unidos a otros países, entre las que citó a China y México, y luego pretendan vender sus productos en territorio estadounidense. La respuesta de Clinton, de 68 años, no ofreció concesiones: “Mi marido hizo bastante buen trabajo”.
En el ámbito económico, el republicano insistió en sus advertencias sobre el peligro que están generando los bajos de tipos de interés mantenidos por la Reserva Federal (Fed) desde el estallido de la crisis en 2008 para estimular la economía. “Tenemos un burbuja financiera grande, gorda y fea”, subrayó Trump, de 70 años.
A mitad del cara a cara, celebrado sin interrupciones y que se espera haya sido el más visto de la historia con más de 100 millones de telespectadores, la conversación derivó hacia las tensiones raciales y abusos policiales que han provocado disturbios en numerosas ciudades del país, como Charlotte, Baltimore o Ferguson.
Trump dijo que las comunidades afroamericanas urbanas “han sido abandonadas por los políticos demócratas que solo hablan pero no hacen nada”. “Hay dos palabras que Clinton no quiere usar, que son ley y orden”, remarcó el republicano.
La aspirante demócrata, por su parte, insistió en la necesidad aumentar el control sobre la venta de armas militares y de asalto, algo a lo que se opone su rival, y reconoció un “racismo extendido en nuestro sistema criminal judicial”. Afirmó, asimismo, que Trump está a favor de la llamada estrategia de “detener y cachear” a las personas aplicada en Nueva York, que los defensores de derechos civiles han criticado porque abre la puerta a la discriminación racial y que un juez federal ha considerado “inconstitucional”.
Uno de los momentos más favorables a la demócrata fue al recordar la polémica acerca de las dudas mantenidas sin fundamento durante años por parte de Trump sobre el certificado de nacimiento del actual presidente, Barack Obama, a quien el republicano acusaba de haber nacido en Kenia y por tanto no poder asumir la Presidencia.
Finalmente, y no sin reticencias, el magnate neoyorquino admitió hace unas semanas que Obama había nacido en Hawai, aunque durante el debate se arrogó el “crédito” de haber logrado que hiciese pública su partida de nacimiento. “Simplemente escuchen lo que dice Trump”, replicó con sarcasmo Clinton.
El debate de la Universidad de Hofstra supone el comienzo de la recta final de la campaña electoral estadounidense, con las últimas y agotadoras seis semanas por delante, con múltiples actos diarios y en los que hay previstos dos nuevas confrontaciones ante las cámaras en San Luis (Misuri) y Las Vegas (Nevada).
La calma, la mejor aliada de Clinton
En este primer debate, Hillary Clinton escogió la calma y hacerse dueña de los tiempos. Esa estrategia fue su mejor aliada en el primer debate presidencial contra su rival republicano, Donald Trump, a quien dejó el camino libre para ejercer su papel de candidato abrupto y errático, protagonista de las interrupciones.
La aspirante demócrata, tranquila desde el comienzo, decidió dejar que el propio magnate se complicara a sí mismo en las respuestas, en un intercambio hosco, en el que, cuando fue atacada por su “temperamento”, respondió con una sonrisa irónica que ha inundado, en minutos, las redes sociales.
La irrupción de un candidato tan atípico como Trump en la campaña electoral ha hecho que el debate de hoy fuera uno de los más esperados de todos los tiempos, pero igual que el magnate resulta un político impredecible para los ciudadanos, lo era para la propia Clinton en su primer cara a cara.
“Los candidatos tenían diferentes tareas y desafíos esta noche. Clinton necesitaba encontrar una manera de hacer frente a un oponente impredecible y compensar su reciente caída en las encuestas. Trump necesitaba una imagen presidencial”, consideró en declaraciones a Efe el profesor de Ciencia Política de la Universidad Nothern Iowa, Justin Holmes. “Creo que, en general, Clinton fue sólida, aunque no inspiradora. Trump, sin embargo, fue un desastre absoluto”, sentenció el experto.
Sin embargo, como apunta Arthur Lupia, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Michigan, las expectativas puestas sobre el magnate eran muy bajas ante una aspirante con una larga trayectoria política y mucha experiencia en este tipo de discusiones, y en ciertos momentos del debate Trump supo cómo conectar con la audiencia y también los golpes. “Uno de sus puntos más eficaces fue cuando se preguntó por qué alguien que había estado en la política tanto tiempo no había podido resolver los principales problemas de la economía y la política exterior”, aseguró Lupia.
A su juicio, el multimillonario acertó apelando a los indecisos y a los moderados en ese sentido, aunque claudicó en sus explicaciones sobre la falta de claridad de sus cuentas con hacienda.
Trump, que aún no ha hecho pública su declaración de impuestos, como es costumbre entre todos los aspirantes presidenciales desde hace décadas en el país, tropezó con sus propios argumentos y falló en su intento de poner sobre la mesa el escándalo de los correos electrónicos de Clinton, la mayor sombra de su campaña. La ex secretaria de Estado le dejaba, en silencio, que intentara justificarse.
“Un punto de inflexión clave será probablemente el intercambio sobre la declaración de impuestos y los correos electrónicos. La manera en que (Clinton) elevó numerosas hipótesis acerca de por qué Trump no ha publicado su declaración fue una brillante puesta en escena”, aseveró Lupia. “Al elevar las ideas en forma de preguntas, en lugar de hacer afirmaciones, la presentación puede establecer el escenario idóneo para que se siga cuestionando el tema en los próximos días”, concluyó el experto.
Lupia coincide en que la demócrata manejó bien al multimillonario poniendo en duda su honestidad pagando impuestos y no perdiendo la calma, aunque advierte que pese a ese tanto anotado, que le puede valer la victoria, Clinton no fue concisa y directa apelando a las preocupaciones de los votantes.
“(Clinton) Fue fuerte en los detalles, pero inconsistente en relatar sus ‘planes’ sobre las preocupaciones de los votantes. Su repetición de la palabra ‘planear’ inadvertidamente reforzó la narrativa de Trump de ¿por qué has esperado tanto tiempo (para solucionar las cosas)?”, alertó el profesor.
Para Aaron Kall, director de debates en la Universidad de Michigan, la victoria fue para Clinton, pero ajustada. “La secretaria Clinton cerró con una impresionante batería de ataques contra Donald Trump y obtuvo la victoria en un reñido debate”, aseguró a Efe al término del cara a cara. “Trump comenzó la noche con fuerza, pero se desvaneció hacia el final, perdió una gran oportunidad para apretar aún más en una carrera ya muy difícil”, aseguró.
A su juicio, Clinton actuó de manera deliberada al esperar hasta el final para recordar las graves afirmaciones del magnate contra las mujeres (cerdas, perras -citó-) y las minorías. “Esperó hasta el final de la noche para soltar su más fuerte ataque contra el lenguaje despectivo de Trump hacia las mujeres y los hispanos. Es probable que esto movilice a su base de partidarios para hacer un esfuerzo y salir a votar”, agregó.
(EFE)