LA HABANA, Cuba.- La Dama de Blanco Xiomara Cruz Miranda no tiene ningún síntoma de tuberculosis, pero a su alrededor hay muchos indicios de que quieren mantenerla hospitalizada bajo tratamientos dudosos y pruebas que arrojan diagnósticos confusos.
“Mi mamá no tiene síntomas de tuberculosis, ella no tose como los demás pacientes, no tiene falta de aire. Ella más bien tiene algo en el estómago, se le infla la barriga y tiene muchos gases. Se toma un vaso de agua y se llena como si hubiese sido un plato de comida, y lo que come son dos cucharadas. Y la fiebre permanente”, dice a CubaNet la hija de Cruz Miranda, Clara Iznaga Cruz.
“Cuando quiso pedir el alta fue que le dieron el diagnóstico de tuberculosis, y le dijeron que debía quedarse porque esa es una enfermedad contagiosa”. Clara recuerda que los médicos le dijeron que su madre venía desde Ciego de Ávila con ese mismo diagnóstico.
“Nunca nos dijeron nada, y en la Covadonga se metió buen tiempo”, y suena como si no estuviese convencida, y que los médicos estuvieran reservando argumentos para mantenerla retenida.
“En Ciego se le complicó con la hemoglobina baja un eritema multiforme, que fue por lo que la ingresaron inicialmente. Lleva ya dos meses con tratamiento por tuberculosis y todavía se mantiene con fiebre, decaída, y ahora el médico hizo una placa y dice que tiene una bacteria en un pulmón”, cuenta Clara Iznaga sobre el último diagnóstico.
La consulta con dos médicos integrales arroja algo de luz sobre este último diagnóstico.
“A través de una placa es imposible saber si hay una bacteria. Ellos pueden haber visto alguna inflamación, pero para saber si hay bacterias debieron haberle hecho, como mínimo, hemocultivo, una broncoscopia o un esputo oral”, dice un especialista, que cree están jugando con la ignorancia de los familiares de la paciente.
Según ha descrito la hija, Xiomara Cruz Miranda está teniendo casi todas las reacciones adversas que da el tratamiento de la tuberculosis: “mareo al sentarse, ponerse de pie y acostarse, pérdida o disminución del apetito, debilidad o cansancio extremo, fiebre y escalofríos”.
No obstante, cuando Iznaga Cruz ha preguntado si no le hacen daño esas pastillas a su mamá, los médicos dicen que no “porque si tiene una bacteria en el pulmón una de las pastillas que toma es antibacteriana”. Las veces que se ha quejado la han puesto a hablar con una que atiende por la directora, y que lo más probable es que sea una agente de la Seguridad del Estado que no sabe nada de medicina, dice, por eso se niega a que con el nuevo diagnóstico le apliquen un tratamiento.
“Quieren empezar a ponerle antibióticos, pero no me dicen qué tipo de antibióticos le van a poner, tampoco me dicen el nombre de la bacteria. Y yo no quiero que se lo pongan porque hoy me dicen eso y mañana que tiene el bazo inflamado, o que tiene cáncer, y otro día que es cáncer en el pulmón”, denuncia una vez más.
“Yo recuerdo a mi mamá alegre y activa. Ella siempre buscando mandados, siempre andaba riéndose y gordísima. Ella entró a la prisión gordísima y mira como se me puso. Ahora está que ni se ríe. No puede caminar. La otra noche se levantó y ¡menos mal que yo estaba ahí! Se cayó en la puerta del baño. Está muy decaída”.
“Te voy a hablar claro, yo no tengo esperanza de que salga con vida del hospital”, dijo Clara Iznaga, y agregó lo que le dijo uno de los médicos.
“Más o menos al día 25 del tratamiento por tuberculosis debe ceder la fiebre, y ella pasó ya la primera etapa, que son dos meses, que es cuando tiene que estar ingresada. La segunda etapa es en la casa, y el tratamiento es en días alternos. Pero ellos no tienen intención alguna de mandarla para la casa. Claro, la fiebre continúa”, y ella misma se da una posible explicación.
Iznaga Cruz siente que “en vez de mejorar, empeora, y eso que yo la estoy alimentado, le traigo la comida de mi casa, ya era para que hubiera cogido unas libritas”, dice, mientras asegura que “ellos saben lo que tiene mi mamá, y si quisieran salvarla lo harían, pero aquí solo he visto muchos malos tratos, mucha negatividad, mucha mentira”.
Los únicos recursos que les van quedando a madre e hija son recurrir a los Orishas y a la solidaridad de amigos y desconocidos.
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