LA HABANA, Cuba.- Con una espectacular remontada de Las Tunas el pasado sábado, quedó empatada a tres la final de la 57 Serie Nacional de Béisbol. El equipo de Granma se fue a las duchas con la sensación de haber echado por la borda un juego que podía considerarse ganado; mientras los leñadores vieron renacer la esperanza de coronarse campeones, por primera vez en la historia, y en casa propia.
Bajo enorme presión, en la tarde de ayer salieron las dos novenas al terreno del estadio Julio Antonio Mella para disputar el partido decisivo. Los abridores fueron Yariel Rodríguez (Las Tunas) y Alaín Sánchez (Granma). La primera carrera llegó para los alazanes en el capítulo inicial, impulsada por Carlos Benítez con un batazo al right field.
Con ligera prevalencia para la escuadra dirigida por Carlos Martí y varios hits sin consecuencias, el encuentro se mantuvo en calma hasta el quinto inning. Una vez más se combinaron un sencillo de Yoelkis Céspedes —único cambio en el line up de Granma—, un toque de bola de Roel Santos, un wild pitch de Yariel Rodríguez y el fly de sacrificio de Yordan Manduley para poner el marcador 2-0.
Engolosinados por la ventaja y el férreo dominio de Alaín Sánchez sobre la artillería tunera, los alazanes se lanzaron a batear en la sexta entrada. Despertó Alfredo Despaigne con un tubei, seguido por un hit de Carlos Benitez y un dead ball propinado por el abridor de Las Tunas, que empezó a manifestar síntomas de descontrol y llenó las bases. En su relevo acudió el joven pitcher Diego Granados, que pese a su inexperiencia manejó bien la situación y solo permitió una carrera más, dejando dos corredores en circulación.
A la altura del octavo episodio, una nueva amenaza de Granma en las piernas de Carlos Benítez provocó que Granados fuera sustituido por el cerrador José Ángel García. Tres por cero ganaban lo caballos de Oriente mientras la ofensiva tunera continuaba sin descifrar el pitcheo de Alaín Sánchez. El abridor se mantuvo inexpugnable hasta el noveno capítulo, cuando Jorge Yohnson y Yosvani Alarcón impulsaron dos carreras para los leñadores, colocándolos a punto de repetir la hazaña de la noche anterior.
Tras haber lanzado un tremendo juego, Sánchez fue reemplazado por el brazo de contención, el pinareño Raidel Martínez. Con Alarcón amagando en la inicial, el relevista se dispuso a trabajar a Alexander Ayala, uno de los artilleros más productivos de la nómina tunera. Entonces ocurrió lo impensable.
Contraviniendo la indicación de su manager, con la opción del empate en sus piernas y un solo out, Yosvani Alarcón se lanzó a un descabellado intento de robo de base. El momento clave para la remontada tunera desapareció con el out forzado en segunda. Un lance incomprensible que dejó pasmado a todo el mundo, arruinando además la posibilidad de la victoria, pues tanto Ayala como Yunior Paumier pegaron dos hits consecutivos, antes que un fly out de Rafael Viñales decidiera el juego en favor del equipo granmense.
El play off entre Granma y Las Tunas transcurrió, en términos generales, bastante parejo. Numerosos aficionados daban a los leñadores como favoritos para llevarse el título, a pesar de los 13 errores cometidos en postemporada, la presión de jugar por primera vez una final y el hecho de que precisamente Alaín Sánchez se hubiera convertido en el único lanzador intransitable para sus bateadores.
A las imprecisiones defensivas se contrapuso la estrategia de Carlos Martí, que vuelve a demostrar su valía como director técnico en la selección de refuerzos, la dosificación del pitcheo y la preparación de sus atletas. Granma posee una nómina con muchos recursos; desde un jonronero como Alfredo Despaigne, pasando por bateadores oportunos como Guillermo Avilés y Carlos Benítez, hasta un jugador como Roel Santos quien es, quizás, el primer bate más efectivo y versátil de la pelota cubana actual.
La victoria de los alazanes ha resultado un poco menos gloriosa por el error garrafal de Yosvani Alarcón, que puso el último clavo en el ataúd de los leñadores. Pero no por ello la merecen menos. El descalabro de Alarcón solo sirvió para recordarles a quienes se dejaron arrastrar por el optimismo, que el béisbol cubano se mantiene distante del nivel profesional, donde una lección esencial es que la carrera del empate nunca se arriesga.
Sea porque Las Tunas no soportó la presión de pelear su primera final, o porque —como dijo un aficionado— “la pelota es redonda y cualquiera puede ganar”, lo cierto es que, tras una última cruzada no apta para cardíacos, los Alazanes de Granma retienen el título de campeones nacionales y disputarán, por segundo año consecutivo, la Serie del Caribe.