MIAMI, Estados Unidos.- El ajedrecista mundialmente conocido Garry Kasparov, uno de los más grandes de todos los tiempos en el juego ciencia y actual vicepresidente de Human Rights Foundation (HRF), condenó en una carta abierta la actitud asumida por los organizadores del Festival de Cine de La Habana en Nueva York hacia la película cubana Santa y Andrés.
El film, dirigido por Carlos Lechuga, fue censurado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) en el pasado Festival de Cine de La Habana. Meses después, también fue retirado de la competencia en el Festival de Cine de La Habana en Nueva York, debido a que el evento quería “permanecer lo más apolítico posible y evitar la controversia”.
A continuación CubaNet reproduce la carta de Garry Kasparov a los organizadores del Festival de Cine de La Habana en Nueva York.
29 de marzo de 2017
Carole Rosenberg, Directora ejecutiva del New York Havana Film Festival
Estimada Sra. Rosenberg,
La Fundación de Derechos Humanos (HRF) expresa su profunda decepción por la censura de la película Santa y Andrés en el XVIII Festival de Cine de La Habana en Nueva York (HFFNY). HRF le pide que reconsidere esta decisión y que Santa y Andrés compita en el festival.
Santa y Andrés, del director cubano Carlos Lechuga, cuenta la improbable amistad que se desarrolla entre un novelista gay sometido a arresto domiciliario por el régimen de Castro y la campesina procastrista enviada a vigilarlo.
Programado del 30 de marzo al 7 de abril, el festival publicó la exclusión de la película de Lechuga de la competencia a mediados de marzo. A modo de explicación, declaró que “como cultivadores de la diplomacia cultural” el festival censuró a Santa y Andrés con el fin de “permanecer lo más apolítico posible y evitar la controversia”.
HRF considera que su decisión de censura está lejos de ser “apolítica”. La evidencia sugiere que Santa y Andrés fue excluida de la competencia de después de recibir una llamada telefónica del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), controlado por la dictadura castrista. El hecho es que este pasado diciembre el Festival de Cine de La Habana de Cuba y su árbitro estatal, ICAIC, censuraron Santa y Andrés. Su comportamiento se ajusta al de colaboracionismo con la dictadura de 57 años que gobierna a Cuba.
El Festival proclama su “reputación de enriquecer y expandir la visión de la cultura latina en los Estados Unidos”, y reclama películas que “reflejan fuertes identidades culturales y sociales enraizadas en sus respectivos países”. Sin embargo, en el caso de Santa y Andrés, el festival no defiende ninguna visión enriquecedora, ampliada, sólo la censura, y obliga al público a la ceguera respecto a la difícil situación de los reprimidos por el régimen dictatorial cubano. Aquí, hay una película que refleja sin fisuras un aspecto desgarrador de la identidad social cubana y no aparece, como promete el festival que haría, y en cambio se somete al silencio.
La censura a Santa y Andrés contrarresta los principios subyacentes que el festival pretende endosar, excluyendo sin sentido el rico arte latino. En este mismo mes, Santa y Andrés ganó en la categoría de Mejor Ficción Iberoamericana, y ganó para los actores Lola Amores y Eduardo Martínez el premio a la Mejor Actriz y la Mención Especial Premio Maguey, respectivamente, en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Una semana antes, ambos actores principales ganaron los premios de Mejor Interpretación en el 34º Festival Internacional de Cine de Miami.
Como muchas otras dictaduras, la cubana ha considerado durante mucho tiempo cualquier expresión crítica del régimen, dentro o fuera de Cuba, como un acto de subversión que debe ser castigado o censurada su publicación. Hace apenas unos meses, Roberto Smith, actual director del ICAIC, controlado por la dictadura, justificó la censura de Santa y Andrés en La Habana porque “presenta una imagen de la Revolución que la reduce a una expresión de intolerancia y violencia contra la cultura, el uso irresponsable de nuestros símbolos patrióticos y referencias inaceptables al compañero Fidel”.
Rosenberg, ¿creen ustedes y el festival que es “irresponsable” exponer la horrible persecución de cientos de escritores, intelectuales y artistas disidentes, incluyendo a muchas personas LGBTI en los años 60 y 70 por el régimen de Castro porque puede molestar a los empleados del “camarada Fidel” y su régimen de medio siglo? La comunidad artística de la ciudad de Nueva York, compuesta por tantos activistas y defensores de los derechos humanos, espera una respuesta suya.
Sinceramente,
Thor Halvorssen, Presidente y CEO
Garry Kasparov, Presidente