MADRID, España.- La activista cubana Anamely Ramos logró ver a los funcionarios de la Embajada de Cuba en Washington en la noche de este martes; sin embargo, los diplomáticos le dieron la espalda.
Tras casi una semana intentando ser atendida por la sede consular, este 15 de marzo Ramos esperó a su salida del lugar.
“¿Nunca nadie me va a decir quién me tiene que atender aquí? Que salí de turista e intento regresar, no puedo hacerlo. ¿Nadie me va a atender? ¿Nadie me va a responder”, dijo a los diplomáticos que se apresuraron a marcharse en sus carros.
Uno de ellos se limitó a decirle “que no estaba en sus manos”.
“Esa Embajada y Consulado son un fraude, no representan a los cubanos y se comportan como zombies”, expresó la opositora a través de Facebook.
Además denunció la impunidad con que Cuba viola los Derechos Humanos de sus ciudadanos, “valiéndose incluso de empresas e instituciones del mundo libre”.
“Sus mecanismos de control rebasan las fronteras del país. De hecho lo que están haciendo es correr la frontera de la isla cárcel. Lo mismo para no dejarme regresar a mí que para expulsar a miles de cubanos que cruzan fronteras todas las semanas. Huyen y Cuba gana dinero con cada uno que se va y luego sigue ganando dinero con cada dólar que mandan a los que quedan atrás y con cada vuelo que toman de regreso con la misma aerolínea que acepta instrucciones de un militar cubano para que otro cubano no vuelva. Todo es ganancia para la dictadura”, condenó.
Este 8 de marzo, Anamely Ramos llegó por primera vez a la Embajada de Cuba en Washington para exigir su regreso a la Isla.
“Al llegar el señor que limpia me dijo que a las 9:00 am llegarían los empleados del consulado (que está en frente) y que podría ventilar mi caso con ellos. (…) De más está decir que los trabajadores del Consulado nunca llegaron o si lo hicieron se escondieron”, explicó.
Tras esta negativa, manifestó que al parecer esconderse es un “procedimiento habitual” para “cuando hay alguien incómodo afuera”: “Ellos paran todo, dejan de funcionar, se vuelven una especie de embajada fantasma”.
El pasado 15 de febrero, la aerolínea American Airlines, siguiendo órdenes de las autoridades cubanas, prohibió a la historiadora de arte y miembro del Movimiento San Isidro subir al avión que la llevaría a Cuba después de poco más de un año fuera del país. Posteriormente, el 27 de febrero, la compañía aérea volvió a impedirle viajar, en un vuelo reprogramado luego de conversaciones con la propia American Airlines.
Desde la prohibición de entrada al país, la activista se ha mantenido reiterando sus deseos de regresar y de continuar sus gestiones y denuncias hasta lograrlo.
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