MIAMI, Estados Unidos.- Un cubano fugitivo de EE.UU. que permanecía escondido hacía dos años en su país tras haber intentado robar 130 millones de dólares al Sistema Escolar de Miami-Dade y a varias compañías, se entregó a las autoridades estadounidenses el pasado 7 de febrero, informa El Nuevo Herald.
José Gerardo González, la mano derecha del jefe de la red de estafadores, había sido acusado en 2015 de fraude al Medicare, el programa federal de cuidado de la salud. El fugitivo de 26 años regresó a Miami para ponerse a disposición de agentes federales que lo esperaron en el Aeropuerto Internacional de esa ciudad.
El FBI cree que el jefe de la cadena de delincuentes, Reynaldo Castillo, está preso en Cuba. Los federales también sospechan que un tercer acusado, Ezequiel Severo Casas, huyó hace dos años a Cuba.
Docenas de inmigrantes cubanos que han cometido estafas al Medicare se han refugiado en su nación de origen en los últimos diez años. El programa médico federal contabiliza las pérdidas en cientos de millones. Varios de esos fugitivos han caído al intentar pasar por un tercer país o regresar a Miami.
De la familia Castillo, casi todos los miembros de esa pandilla criminal han llegado a acuerdos con Fiscalía. El hermano de Reynaldo Castillo, sentenciado a diez años de cárcel en octubre de 2015, fue uno de ellos.
Los fiscales Christopher Clark y Michelle Álvarez buscan recuperar los millones de dólares que robaron los acusados y hasta el momento han decomisado por lo menos cinco edificios que algunos de los estafadores compraron para instalar en ellos las clínicas.
El caso de Castillo es considerado poco usual, debido a que la red en cuestión estaba dirigida a robar a importantes compañías aseguradoras privadas que se encargaban de administrar planes de cuidado de salud, tanto para entidades privadas como públicas.
La ciudad de Miami, el Sistema Escolar de Miami-Dade y varias compañías como Pepsi Co., Macy’s, RadioShack, BJ’s Wholesale Club, Lincoln Property Company, Nextera Energy y Southeast Frozen Foods Company perdieron millones de dólares en pagos de seguros de salud a consecuencia de la estafa llevada a cabo por las clínicas bajo el mando de Castillo, que presentaron reclamaciones falsas para inyecciones, terapia física y otros servicios.
Las entidades afectadas brindan planes de seguros médicos a sus empleados que son administrados por las aseguradoras, de forma que los pagos salen directamente de sus propios fondos.
La familia de Castillo administró unas 35 clínicas en Hialeah, Doral y Miami entre el 2012 y el 2015, según los encausamientos.