LA HABANA, Cuba, 7 de enero de 2013, 173.203.82.38.- Una enfermera de 23 años asesinó en la tarde del pasado 3 de enero a sus dos hijos menores, en Mantilla, en el capitalino de municipio de Arroyo Naranjo. Todo comenzó cuando la joven madre, con manos ensangrentadas y marcas en el cuello, llamó a la policía desde la farmacia cercana, comentó a esta reportera un espectador que observaba las maniobras de los criminalistas.
“Ella dijo que era la segunda vez que llamaba y no le hacían caso”, comentó el hombre, nombrado Juan. “Dicen que dijo por teléfono que había hecho algo muy malo”, agregó. Minutos después apareció una patrullero y confirmó el filicidio.
La joven trabajaba en el policlínico de Mantilla, un barrio periférico con alto índice de violencia. Era poco conocida en el vecindario. Desde hacía dos meses ocupaba ilegalmente un consultorio médico, como vivienda. Una fuente que prefirió no revelar su nombre, asegura que la homicida tuvo un intento de suicidio cuando estudiaron juntas en la secundaria básica, aunque no recordó su nombre.
El hecho conmocionó a la comunidad; no obstante, las autoridades policiacas no acostumbran a dar explicaciones sobre los crímenes cometidos en la ciudad ni la prensa local toca estos temas. Se especula en el vecindario y barrios aledaños los motivos y la forma en que sucedieron los hechos. Algunos aseguran que la mujer ultimó a sus hijos a puñaladas, porque su pareja la abandonó. Después intentó fallidamente quitarse la vida.
En las calles se comenta que la joven padecía de esquizofrenia y actualmente está internada en Mazorra, el hospital psiquiátrico de la Habana. Otros aseguran que ya había amenazado con quitarle la vida a los niños.
La edad de los menores tampoco se conoce. Según los comentarios era una hembra y un varón de entre dos y seis años. El funeral de los infantes se efectuó en Mauline, el 4 de enero.