LA HABANA, Cuba, 7 de noviembre (Aleaga Pesant, PD/ 173.203.82.38 ) – La aparición en el diario oficial Granma de una nota que anuncia la entrada en vigor de nuevas normas para la trasmisión de la propiedad habitacional, genera expectativas en la población y especulaciones sobre las oportunidades y las zonas poco visibles de una ley que entrará en vigor el próximo 10 de noviembre.
El Decreto-Ley 288 y varias resoluciones ministeriales complementarias, eran ampliamente esperados por la sociedad y son parte del paquete público más importantes de medidas tomadas por el gobierno del sucesor Raúl Castro, para paliar el abandono legal del sistema social insular e intentar que el país funcione como una sociedad moderna. La llamada ley de la vivienda, la de venta y compra de automotores y la ampliación del trabajo individual y el desarrollo de pequeñas y muy pequeñas empresas, la mayoría de fundación familiar, es la troika del éxito, hasta ahora, del sucesor. Faltando la nueva ley migratoria, que –el pueblo espera- permitirá a los ciudadanos moverse libremente dentro del país y fuera de él.
“Sin embargo, cada vez que sale una ley como esta (la de la vivienda) -comenta Pilar una madre soltera y diseñadora grafica de profesión- uno comprende que por muy avanzada que se vea en nuestro escenario, aun no cumple las expectativas, y las referencias que tienen el hombre y la mujer de la calle, que en muchos casos tiene un nivel académico universitario, ha podido viajar al exterior, o simplemente conversa con amigos y familiares que tiene allende el mar”.
Alfredo, un economista muy calificado de una empresa internacional de construcción, expresa dos preocupaciones: “Primero, el sostener el término ‘permuta’ para las transacciones, lo que parece algo ya superado por la misma ley. Y segundo, el rol de las remesas del exterior y como ellas podrán servir para obtener los bienes inmuebles”.
Para el Delegado de una de las circunscripciones del Poder Popular del municipio Plaza de la Revolución, en Ciudad de La Habana, “La nueva ley disminuirá la corrupción, sobre todo en las Direcciones Municipales de Vivienda, verdadero hervidero de ilegalidades, robos y estafas a la población. Y no quiero generalizar, aclara. Pero sobre todas las cosas mejorará la explotación del parque habitacional del municipio y por extensión del país”.
Las opiniones vertidas por amigos y conocidos dejan claro que el nuevo decreto ley para la vivienda, es sin lugar a dudas un nuevo paso en la transformación necesaria del país, pero aun insuficiente para resolver las necesidades acumuladas.