LA HABANA, Cuba. — Aunque la selección cubana que participará en el Clásico Mundial de Béisbol 2023 no figura entre las favoritas para levantar el trofeo, lo que ha podido apreciarse durante los topes de preparación deja mucho que desear y siembra legítimas dudas sobre si los dirigidos por Armando Johnson podrán superar la fase clasificatoria.
El equipo cubano exhibe más derrotas que victorias en sus últimas apariciones y se hace evidente que el mal continúa residiendo en el mismo lugar: escasa producción a la ofensiva, pitcheo descontrolado, errores infantiles y pésimas decisiones sobre cuáles jugadores deberían ostentar la titularidad en el certamen.
Algunos consideran que enredarse en este tipo de conjeturas durante una fase preparatoria es adelantarse a los acontecimientos, sin embargo, ha llamado la atención la ubicación de Alfredo Despaigne en primera base —a falta de un inicialista natural—, así como la insistencia en mantener a Yurisbel Gracial en el line up, pese a su bajo rendimiento en los últimos partidos. Ello, unido al no haber convocado al toletero Yasmani Tomás, hace pensar que los técnicos de la selección de la isla están improvisando y rigiéndose por los mismo criterios de siempre, que tienen más que ver con el factor ideológico que con la calidad deportiva.
Peor aún, numerosos seguidores del deporte nacional han expresado sus dudas sobre si la dirección del equipo corresponde realmente a Johnson, o si éste es apenas un segundón de Germán Mesa, quien presuntamente estaría tomando todas las decisiones desde su responsabilidad como jefe técnico.
Sobre esa sospecha que se abre paso en las redes sociales, la página Por La Goma hizo público un post titulado: “El consejo del aficionado para el «Profe» Johnson”. El breve mensaje le recuerda al manager que, en lo tocante al V Clásico Mundial de Béisbol, será su nombre el que aparezca en los libros, “ya sea para la gloria o para el descalabro”; y cierra con una contundente frase: “…hay que escuchar a cada uno de los entrenadores, pero la decisión final (…) es suya y de nadie más”.
A juzgar por el tono del post y los comentarios, las discrepancias en la directiva están siendo tan perjudiciales como cualquiera de los problemas técnicos que lastran a la pelota cubana. La escuadra antillana ha caído en dos ocasiones consecutivas, ante elencos de Japón y Taiwán, demostrando que el sistema de juego de dichos equipos nada tiene que ver con el béisbol de manigua que se juega en la Serie Nacional y en la llamada Liga Élite.
Muchos amantes del béisbol cubano han subordinado el anhelado éxito a la presencia de los jugadores de Grandes Ligas que fueron convocados, pero eso, además de restarle mérito a los demás, es pretender que con cuatro o cinco profesionales se resuelva el problema.
Hay mucho que engranar todavía, teniendo en cuenta que los atletas de MLB que accedieron a jugar por Cuba están muy por delante de sus colegas moldeados en campeonatos domésticos. Es imperioso crear un sistema de juego que logre sacar lo mejor de cada uno; de lo contrario, este arroz se habrá cocido desde el primer choque ante la poderosa novena de Holanda.