CIENFUEGOS, Cuba, 11 de junio (Alejandro Tur Valladares, 173.203.82.38) – Elio Rojas Sabina, quien realizó una protesta contra la contaminación ambiental causada por la fábrica de cemento Karl Marx, en la central provincia de Cienfuegos, fue citado por la Fiscalía Militar para que se presente el próximo 25 de junio ante un tribunal que lo procesará por los presuntos delitos de desacato y resistencia a la autoridad.
Rojas Sabina colocó grandes pedruscos en la vía que pasa frente a su casa en Guabairo, el pasado 3 de febrero, con el propósito –según explicó- de obligar a los camiones de la fabrica a reducir la marcha y evitar con ello que levantasen grandes nubes de polvo que penetraban su casa, en donde se hallaba su pequeña hija enferma con una severa infección de la garganta.
El jefe de la policía local le exigió a Rojas Sabina que quitase los obstáculos de la vía, pero como este se negó, el oficial pidió refuerzos y, tras un altercado, Rojas Sabina terminó en un calabozo con lesiones en una mano y una herida en la oreja derecha. Ahora los policías y el detenido se acusan mutuamente de haber provocado y comenzado la trifulca.
Rojas Sabina presentó de inmediato, ante una fiscal que le visitó en el calabozo, una acusación por violencia policial contra los oficiales que lo golpearon, pero como respuesta recibió una notificación de Fiscalía Militar que le imputaba por los delitos de desacato y resistencia a la autoridad.
En las conclusiones acusatorias presentadas por el fiscal, teniente Diuver Liven Hernández, no aparece ninguna alusión a las lesiones recibidas por el acusado –documentadas con fotos- ni la causa por la que Rojas Sabina bloqueó el paso de los vehículos. El documento indica que el incidente ocurrió entre 8 y 9 de la mañana, pero tuvo lugar en la noche. Aunque el escrito tiene una extensión de dos páginas, a las declaraciones del acusado solo se le dedica una oración.
La Karl Marx fue erigida en la década de los ochenta a escasos metros donde estaba el batey de Guabairo. Por aquel entonces a los pobladores se les prometió que se les darían casas fuera de la zona, para garantizar su seguridad y salud. La promesa fue incumplida, y el poblado creció desmesuradamente hasta el punto de que actualmente hay viviendas a solo diez metros de la fábrica.