LA HABANA, Cuba. – Marylin Cabrera Mouré, madre de un adolescente encarcelado por participar en las protestas populares del pasado mes de julio, denuncia que su hijo se encuentra sometido a régimen de aislamiento en la prisión habanera Jóvenes de Occidente.
Según declaró a CubaNet, su hijo de 19 años, Orlando Carvajal Cabrera, fue encerrado en una celda aislada desde el viernes 17 de diciembre.
Cabrera Mouré apunta que su hijo fue hecho prisionero en su propia casa el 29 de julio alrededor de las 7:30 de la mañana. Inicialmente fue conducido en motocicleta al Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) del reparto Capri, donde lo mantuvieron por 10 días. Allí le mostraron un video de las protestas en La Güinera, en el cual supuestamente él aparecía grabando los acontecimientos.
La madre de Carvajal Cabrera agrega que, al calor del acoso sufrido durante los interrogatorios, el joven confesó haber tirado una piedra. A los 10 días, el adolescente fue trasladado a la prisión Jóvenes de Occidente, donde se encuentra al momento de redactar esta nota.
Cabrera Mouré revela también detalles de la vista oral en la que fueron condenados su hijo y otros 14 manifestantes. Según señala, la petición fiscal inicial de Carvajal Cabrera era de 12 años de cárcel por el supuesto delito de “sedición”. No obstante, fue condenado finalmente a 20 años de cárcel.
La entrevistada destaca que el juicio fue celebrado a puertas cerradas los días 14, 15 y 16 de diciembre en el Tribunal Municipal Popular de Diez de Octubre (sito en Carmen, no. 501 entre Juan Delgado y Goicuría). El tribunal actuante estuvo integrado por militares procedentes de la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones.
Asimismo, añade que en la sala solo se permitió la presencia de un familiar por acusado, aun cuando estaba atestada de policías, además de 15 militares que custodiaban a cada uno de los prisioneros.
Por otro lado, indica que durante la primera jornada del proceso declararon “muy brevemente” los acusados y luego los peritos mostraron videos, para lo que contaron con más tiempo.
El segundo día declararon los testigos, a los cuales, acota, se les impedía cualquier referencia a la represión policial. Ese mismo día se les permitió a unos pocos abogados presentar una escueta defensa. Al día siguiente se presentaron las conclusiones.
Según Cabrera Mouré, los miembros del tribunal salieron de la sala supuestamente a deliberar y aproximadamente 40 minutos o una hora más tarde regresaron con las condenas, las cuales anunciaron verbalmente y dijeron que serían entregadas por escrito 10 días después.
También detalla que el abogado de su hijo solicitó en tres ocasiones un cambio de medida cautelar que fue denegado. Además, relata que al presentarse en la Fiscalía Provincial, sita en 25 y G, en El Vedado, siempre le reiteraban que el joven tenía que guardar prisión preventiva, que no podía estar en la calle. Los funcionarios añadían (para mantenerla callada, en su opinión): “Él tiene tres elementos a su favor: es menor de edad, nunca ha tenido problemas (legales) y confesó”.
Cabrera Mouré revela que el viernes 17 recibió la llamada de la madre de otro preso, quien le avisó que su hijo le había informado sobre el traslado al aislamiento del adolescente.
“El lunes (20 de diciembre) me presenté en la prisión”, explica. “Me dejaron verlo y abrazarlo, pero después lo regresaron a la celda aislada. El militar jefe de la misma me dijo que era como medida preventiva, pues él trataba de atentar contra su vida”. Y concluye: “Si eso es cierto, yo me pregunto: por qué lo dejan solo, sin tener con quién hablar, con todos los pensamientos negativos que pueden venir a su mente… Temo que me lo quieran volver loco”.
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