LA HABANA, Cuba.- Luis Manuel Otero Alcántara retoma el performance “Peregrinación” tras ser liberado. En esta ocasión no hubo interrogatorios. Permaneció tres días en total aislamiento en la estación de policía de Aguilera en Lawton, La Habana.
En la tarde delpasado 14 de diciembre el artista se disponía a comenzar el trayecto que usualmente recorren los devotos a San Lázaro hacia el santuario El Rincón cuando fue detenido. De su paradero solo se supo el día siguiente.
Según Otero Alcántara, le aplicaron la estrategia de difamar a la oposición: “la única muela que me dieron esta vez fue que Lia Villares es una mala persona y que Rosa María Payá es una oportunista”, y agrega, “todo eso para decirme que no saliera más o me iban a meter preso de nuevo”.
A lo que respondió que saldría nuevamente, esta misma tarde, “porque esa fue una promesa que le hice a San Lázaro”, y describe la situación, “parece que se quedaron sin palabras y me soltaron en plan ‘somos buenos amigos’”.
La realidad fue que lo trasladaron en un patrullero, sin que fuera visto, mientras un grupo de sus amigos esperaba frente a la estación de policías.
Esta nueva ‘experiencia’ de Otero Alcántara tuvo varias peculiaridades: “Entraban y salían presos pero nunca caía nadie en mi celda, lo que me pareció muy loco que me dejaran solo, solo, sin nadie con quien hablar”. Excepto la primera noche que compartió con Jose Ernesto Alonso, “no hubo interrogatorio, solo ‘el compañero que me atiende’ ayer para convencerme de que no saliera de nuevo y para aclararme que estaba haciendo contrarrevolución”.
Contrario a lo que suele pasar en estos casos, según su pareja Yanelys Núñez, los artistas fueron registrados en la carpeta.
Otra novedad en el tema es que han comenzado a utilizar términos legales para las detenciones arbitrarias y se están circunscribiendo al tiempo establecido por la ley. Otero Alcántara estuvo detenido sin acusación bajo la figura legal de Interés Operativo y su detención duró 72 horas.
No obstante, frente a esta apariencia legal le mintieron a Núñez y a los familiares del artista. La información que les proporcionaba el policía de guardia era falsa: solo esperaban que Luis Manuel desistiera de su “acto de fe”.