MIAMI, Estados Unidos.- La Zona Especial de Desarrollo Mariel ha comenzado a tomar forma luego de años de perfilarse como una apuesta del castrismo por su futuro económico.
Según un reporte aparecido en El Nuevo Herald, el área de 115 mil acres ubicada 28 millas al oeste de La Habana ya tiene, entre otras condiciones, los terrenos listos para la construcción de dos grandes plantas de manufactura.
Veintisiete compañías además de varias cubanas, que incluyen firmas de España, Holanda, Panamá, Brasil, México, Corea del Sur, Vietnam, Francia y Bélgica, han sido aprobadas para establecerse en la ZEDM. En este momento solamente operan nueve proyectos.
El régimen cubano quiere que este nodo sea de inicio a una dinámica ciudad comercial de alta tecnología, manufactura avanzada y desarrollo sustentable.
El propio Raúl Castro ha dicho que el complejo era el proyecto más importante del país en los últimos 50 años.
“Creo que el Puerto del Mariel representa la posibilidad de una revolución industrial para Cuba”, dijo en aquel entonces por su parte el presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva. Durante su gobierno, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES) pagó la mayor parte del desarrollo de la terminal de contenedores del Mariel a través de préstamos.
Las operaciones de contenedores han sido trasladadas en los últimos años desde el Puerto de La Habana, el mayor para cruceros que tiene la isla.
Por su parte el Puerto del Mariel cuenta con más de 2 300 pies de muelles, cuatro grúas Post-Panamax y capacidad para manejar 820 000 contenedores de carga al año. Esta “vitrina” es escala obligatoria para las delegaciones comerciales que visitan la isla.
La terminal de contenedores es el principal usuario de la ZEDM y la administra PSA International, con sede en Singapur,.
“Algunas veces hay alguna confusión, especialmente entre los norteamericanos. Ellos ven la zona como un puerto. La zona tiene una ventaja competitiva, que es la existencia del puerto, pero es mucho más que un puerto”, explica Ana Teresa Igarza, directora gerente de la ZEDM.
En el Mariel, como se le conoce popularmente desde que en 1980 sirviera como punto de salida para EE.UU. a más de 125 mil cubanos, hasta hace muy poco no había mucho para ver, pero ahora hay 25 acres cercados listos para la construcción de la fábrica BrasCuba, una empresa conjunta entre la tabacalera brasileña Souza Cruz y la cubana Tabacuba. La planta, costará unos $100 millones y producirá cigarrillos Popular, Cohíba y H. Upmann para la exportación y el mercado nacional.
Al otro lado la carretera se ha preparado un terreno para una planta cubana de biotecnología, mientras Womy, empresa de Holanda que arrienda grúas y otros equipos pesados, justamente terminó su edificio. Otras empresas extranjeras como BDC-Log y BDC-Tec también han comenzado a operar en la zona.
Asimismo la firma Unilever, que posee en la actualidad una empresa de importación en la isla, ya preparó el terreno para una empresa conjunta con la cubana Intersuchel que producirá champú, desodorante, jabón Lux, detergente Omo y pasta dental Close-Up. Igarza dijo que espera comenzar a producir en el 2018.
España es la que más presente está en la zona, con seis proyectos. Por otra parte ninguna empresa de Estados Unidos ha recibido autorización para operar en la zona, hasta el momento.
Sin embargo, a menos estas empresas comiencen sus exportaciones de manera rápida, más allá de producir para el mercado cubano solamente, los incentivos financieros de la zona son poco más que subsidios para la producción nacional, según Richard Feinberg, profesor de Política Económica Internacional en la la Universidad de California en San Diego.
“Yo no diría que después de cuatro años han tenido mucho éxito en atraer industrias orientadas a la exportación”, dijo.
El Gobierno cubano ha dicho que necesita atraer $2,500 millones anuales en inversión extranjera, y aún está muy lejos de lograr ese objetivo.