LA HABANA, Cuba, 22 de mayo de 2013, Julio César Álvarez/ 173.203.82.38.- Lejos de cerrar el Vertedero de Calle 100, como se había prometido, la realidad es que lo han tenido que ampliar y ahora casi toca a la puerta de los vecinos
De un proyecto millonario de rehabilitación en el 2007, el vertedero no cuenta en la actualidad ni con los recursos necesarios para preservar la salud de sus trabajadores.
Del ambicioso proyecto de rehabilitación, lo único que llegó a materializarse fue la báscula para pesar la basura, que aún funciona.
Fuentes que pidieron anonimato, desconocen qué se hizo con el dinero del proyecto. Aseguran, que jamás se ha instalado allí ninguna tecnología para reciclar la basura.
Doce horas de trabajo sin protección
Los trabajadores apenas cuentan con el equipamiento necesario para velar por su salud, mientras manipulan la basura, por no hablar ya de avanzadas tecnologías de reciclaje.
La situación es grave: los trabajadores apenas tienen tapacetes para protegerse las vías respiratorias. Los que existen son de pésima calidad. A las dos horas de usados tienen que desecharlos, pues yse hacen irrespirables.
Es por eso que casi nadie los usa. Y son doce horas cada brigada, rodeados de todo tipo de sustancias tóxicas. Los periódicos sólo comentan lo relacionado con la contaminación, y las quejas de los ciudadanos, pero ninguno se monta en un colector y analiza en el terreno las condiciones de los trabajadores.
Está demostrado que el respirar continuo de esta atmósfera contaminante provoca enfermedades en las vías respiratorias, padecen no pocos de los trabajadores del vertedero, y vecinos del lugar.
Sin compacactadores de basura
De los seis buldóceres con que cuenta, sólo funciona uno. Ninguno de los dos compactadores de basura funciona. La basura se va acumulando sin que se pueda tapar, y los incendios se propagan sin que apenas se puedan contener.
Aunque se tape la basura con tierra, si no se compacta, quedan brechas por donde entra el aire, que prende la basura que está debajo. Se forman verdaderos/ hornos subterráneos, muy difíciles de apagar por la falta de recursos.
El humo de estos incendios ha envuelto a barrios enteros de la capital en una atmosfera fétida, que provoca náuseas al respirar, según quejas de los ciudadanos de la micro Cujae, del municipio habanero de Marianao, donde se encuentra enclavado dicho vertedero.
Lejos de cerrarlo como se había prometido una vez, la realidad es que lo han tenido que ampliar. Esto ha traído problemas con los vecinos, quienes han visto llegar los muros del vertedero casi hasta sus puertas, y con los muros, los roedores, la fetidez, y las enfermedades.
Antecedentes de un proyecto
Al Vertedero Calle 100 arriban aproximadamente 13 mil metros cúbicos de residuos al día. Allí se deposita más del ochenta por ciento de toda la basura de La Habana, y desde el punto de vista de la industria del reciclaje lo que se estaba enterrando en este vertedero no era basura, sino dinero.
No pocos lo calificaron de “mina de oro”. Se trataba del vertedero más grande del país, y las potencialidades en la industria del reciclaje parecían obvias.
El proyecto contaba con una cuantiosa inversión, tanto por la parte cubana como la extranjera. Cuba había puesto para la rehabilitación unos cuatro millones de pesos y 240 mil CUC (equivalente al dólar); mientras que los colaboradores extranjeros proporcionarían unos 3,4 millones de euros.
Ese dinero se utilizaría para diversos fines, entre ellos garantizar la desgasificación, y la compra de una báscula para pesar todos los residuos que entraban.
En una fase del proyecto, con el gas producido por los residuos del vertedero se pretendía fabricar energía eléctrica, o en su defecto suministrárselo a la Planta de Gas Mario Fortuny.
Otra fase contemplaba la instalación de máquinas trituradoras de residuos orgánicos. Estos residuos constituyen el 60 por ciento de toda la basura, y su reciclaje podría aportar grandes cantidades de fertilizantes para la agricultura.
Los malos olores quedarían atrás con un proyecto de desarrollo limpio, que consistiría en tapar la basura y colocar tubos en una fase posterior para recoger los gases.
Sólo la contaminación parecía resistirse al proyecto, pues Israel Saborit, investigador del Instituto Superior de Tecnología y Ciencias Aplicadas (INSTEC), afirmaba que cubrir los vertederos no detenía la emanación de gases como el metano.
“Cuando se cubren los desperdicios se elimina la combustión aeróbica, pero la anaeróbica continúa emanando gases y, si no se cuenta con los conductos necesarios para captarlos y extraer los lixiviados, no se elimina la contaminación”, aseguraba el científico.
Sin solución aparente
La solución a todos los problemas del vertedero está en cerrarlo, y abrir otro sin cometer en un inicio los mismos errores de manipulación ambiental de los residuos que se cometieron cuando abrieron el actual hace más de 37 años. Pero para ello faltan dos cosas esenciales: un nuevo lugar, y dinero para encarar la obra.
Fuentes consultadas:
- Juventud Rebelde, 8 de julio de 2007. El Vertedero de la Calle 100.
- Tribuna de La Habana, 25 de febrero de 2012. Dañados por el Vertedero de la calle 100.
- Trabajadores, 15 de abril del 2013. Alarmante situación en vertedero de 100 y Boyeros.