MIAMI, Estados Unidos. – A tres años de la histórica marcha independiente por los derechos de las personas LGBTIQ+, que avanzó por el céntrico Paseo del Prado de La Habana hacia el Malecón, la plataforma 11M Cuba lamenta que las personas LGBTIQ+ de la Isla no tengan “nada que celebrar”.
Debido a la trágica explosión del hotel Saratoga, este año se repite la cancelación de la conga oficial contra la homofobia, uno de los motivos que desencadenó la marcha del 11 de mayo de 2019.
“Ante la cancelación de la Conga contra la Homofobia organizada por el CENESEX, la plataforma 11M insiste: el 17 de mayo las personas LGBTIQ+ de Cuba no tenemos nada que celebrar (a menos que sea un cumpleaños). El 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia, lo que corresponde es una marcha de carácter político donde se presenten las exigencias que hacemos al Estado y Gobierno cubanos”, publicó en Facebook ese grupo.
Esas exigencias, precisó la plataforma, son la liberación de Brenda Díaz, una manifestante del 11J; así como la aprobación de una ley de identidad de género y de un Código de las Familias inclusivo.
A tres años del 11M, CubaNet contactó a tres de los participantes de la histórica marcha, cuyos testimonios compartimos a continuación:
Ariel Ruiz Urquiola:
Fue por primera vez una marcha por los derechos y libertades de la comunidad homosexual cubana. La primera significación que tuvo fue que el mundo y la prensa vieron la presión policial ―incluso con muchos perros de la raza malinois― sobre actores de la sociedad civil articulada de forma híper espontánea.
La segunda significación fue mostrar que dentro de los manifestantes, a los cuales se les seguía sumando gente de pueblo de cualquier orientación sexual, yacía un profundo temor a la represión. Los manifestantes no sabían ni lo que defendían, simplemente deseaban disentir de una orden de la mayoral de “las locas”, la inculta e impostora doctora Mariela Castro”.
Sin lugar a dudas, lo más trascendental fue que el mundo y la prensa pudo apreciar que contra la opinión de la familia Castro o su comunismo/socialismo, que es lo mismo en efecto, no había posibilidad alguna. El régimen sofocaría todo intento de rebeldía con mordidas de perros y golpes hasta romper cabezas, arrestos forzados y consecuentes persecuciones.
#CUBA: This is one of the arrests as crowd made their way yo #Malecón. This is reportedly Oscar Casanella. He called them “abusers” as he was taken by force away from cameras. #LGBT March in #Havana started peacefully and ended in conflict. @WPLGLocal10 pic.twitter.com/0X96VptIlS
— Hatzel Vela (@HatzelVelaWPLG) May 11, 2019
Norges Rodríguez Almiñán:
El 11M marcó uno de los primeros momentos en que la sociedad civil cubana, después de la apertura del servicio de internet en los móviles, tomó las calles. Antes había ocurrido con los animalistas, en abril de 2019, y con la movilización tras el tornado que afectó a La Habana en enero de ese mismo año.
Pero el 11M fue el momento más desafiante por la negativa del régimen de celebrar la conga oficial contra la homofobia.
Lo otro es que muchas de las personas que participaron en esa marcha luego han sido parte de otros procesos. De hecho, muchos de los que hoy son figuras clave del activismo por la democracia en Cuba pertenecen a la comunidad LGBTIQ+. Y eso es un cambio de paradigma, en un país donde siempre, tanto en el Gobierno como en la oposición, las figuras habían sido heteronormativas. De alguna manera el 11 de mayo habló de un liderazgo de las personas LGBTIQ+.
Taylor Torres Escalona:
El 11 de mayo fue como romper el hielo, el darse cuenta que la protesta pacífica también era una vía para exigir derechos. No fue solo una marcha de “pájaros”; poco a poco se fueron sumando más personas, gente de los barrios aledaños. Si nos hubieran dejado agarrar el Malecón, como queríamos, las dimensiones de la marcha hubieran sido tremendas y demasiado simbólicas, con demasiados puntos en común con el Maleconazo.
El 11M fue un día hermoso. Recuerdo haber salido de la casa con mi mochila habitual, pero en ella llevaba un abrigo, desodorante, cepillo y pasta… Sabía que había riesgo de ese día no regresar y lo asumí con mucho orgullo y decisión.
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