MIAMI, Estados Unidos. -Pese a las presiones del gobierno de Raúl Castro, la ley de Ajuste Cubano se mantendrá, afirmó el miércoles en rueda prensa el jefe de la delegación de Estados Unidos que participa en los diálogos migratorios con Cuba.
En declaraciones en La Habana, el subsecretario asistente de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Edward Alex Lee, al frente de las conversaciones migratorias, dijo que su gobierno mantendría la Ley de Ajuste y “la política de pies secos/pies mojados” como “guía de la política migratoria” hacia Cuba.
Por su parte, Josefina Vidal, directora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba, se refirió a la ley de Ajuste —que otorga entrada a los cubanos a territorio estadounidense bajo un “parole” que les permite obtener permisos de trabajo y números de seguro social, entre otros beneficios— como un tratamiento “preferencial” y “excepcional” que no reciben emigrantes de otras nacionalidades, por lo que constituye “el principal incentivo y estímulo para la emigración ilegal, el tráfico de emigrantes y las entradas irregulares a EEUU”.
La funcionaria, que encabeza la delegación cubana, insistió en que la ley iba en contra “de la letra” de los acuerdos migratorios firmados en 1994 y que aunque solamente podía ser repelida por el Congreso, el gobierno del presidente Barack Obama tenía “potestad para pronunciarse sobre cómo se implementa”, un argumento previamente planteado por el abogado José Pertierra a una publicación de Miami.
En un comunicado de prensa, la delegación cubana también advierte que “no están siendo devueltos a Cuba todos los emigrantes ilegales cubanos interceptados en el mar, lo cual es contrario a los acuerdos migratorios”, pese a que en el 2014, las autoridades estadounidenses interceptaron a más de 2,000 cubanos y la mayoría han sido devueltos a la isla, con excepción de los casos en que se abrió una solicitud de asilo.
Asimismo la delegación cubana rechazó la política “dirigida a alentar a profesionales y técnicos cubanos de la salud a abandonar sus misiones en terceros países, en tanto es una práctica censurable de robo de cerebros, que además intenta privar de recursos humanos vitales a muchos países que se benefician de la colaboración cubana”.
Congresistas piden fin del Cuban Medical Parole
En términos similares se expresaron 14 congresistas estadounidenses que firmaron una carta pidiéndole al presidente Obama que cancele el Cuban Medical Professional Parole Program (CMPP por sus siglas en inglés), un programa que ofrece beneficios migratorios al personal de salud cubano que abandona las llamadas “misiones” médicas.
Para las representantes Rosa DeLauro (D-CT) y Barbara Lee (D-CA), autoras de la carta, el programa facilita la “deserción” de los profesionales cubanos hacia Estados Unidos, “exacerba las tensiones” entre ambos países y “debilita la capacidad de la comunidad internacional para responder a crisis humanitarias y de salud”.
Lee ha viajado en más de 20 ocasiones a La Habana y dijo recientemente al diario San Francisco Chronicle que su prioridad era trabajar con sus colegas del Congreso “para levantar el embargo, poner fin a la prohibición de viajar y normalizar plenamente las relaciones con Cuba”, aunque negó que aspirara a ser nombrada embajadora en la isla.
Reacciones desde La Habana
En el Malecón habanero, uno de los principales lugares de reunión y esparcimiento de la capital, varias televisoras internacionales han instalados carpas con antenas satelitales para cubrir el encuentro, donde se tratará el jueves el asunto de la normalización de relaciones entre los dos país y otros temas de cooperación.
“Tenemos esperanzas de que las cosas mejoren”, dijo Ana María, una habanera de unos 60 años mientras camina por el paseo marítimo, a la altura del Hotel Nacional, en el Vedado. “Los pueblos no merecen sufrir, por eso me parece bueno que hagan reuniones como las que se están haciendo hoy aquí en La Habana”.
Evelio, de 77 años, cree también que el diálogo entre ambos países “será algo bueno para que las cosas mejoren, porque aquí las cosas verdaderamente han ido mejorando”.
Mientras toma un descanso, Leonardo, un trabajador de la construcción, está de acuerdo con que el resultado “será algo positivo, porque ayudará a que haya mas turismo, más trabajo, y eso es lo que necesitamos”.
Aunque hay muchas expectativas entre los cubanos, también persiste la incertidumbre, sobre todo porque durante cinco décadas Estados Unidos ha sido demonizado como “el enemigo del Norte” en la prensa oficial.
Sentado junto a su novia en el muro del Malecón, Richard, un joven guantamero, consideró que la mejoría en las relaciones bilaterales “debería traer mejoras en la economía local”, pero desconfía del “capitalismo”.
“A veces el capitalismo hace que las personas adquieran necesidades superficiales. Tengo amigos que les ha pasado eso. No quisiera que se caiga en eso. Espero que todo sea para bien”, señaló.
Idelis, una mujer retirada, también tiene dudas sobre los resultados que estas conversaciones traerán para los cubanos. “Es difícil saber lo que pasará, pero ojalá haya mejoras. Pero a veces nosotros somos un poco indisciplinados”.
Pero Miguel Ángel, de 99 años, es menos optimista.
“Para mí esas cosas [el restablecimiento de las relaciones] es lo mismo que nada”, comenta mientras fuma un tabaco en la puerta de su casa, a tres cuadras del Malecón.
A su edad, Miguel Ángel nunca ha salido de la isla. “La gente común y corriente no habla de eso, solo los periódicos y la televisión. No creo que vaya a cambiar nada”.