MIAMI, Estados Unidos. – A dos décadas de su fallecimiento, acaecido el 9 de junio de 2002 a causa del SIDA, la voz de Elena Burke no ha hecho más que mantenerse en la memoria de quienes la escucharon e integrarse a la banda sonora de las nuevas generaciones.
De su voz, el escritor y periodista mexicano Carlos Monsiváis dijo que tenía el poder de encender lo que tocaba. “Ella es lo que en Estados Unidos se denomina una torch singer, la cantante capaz de transformar en antorchas las canciones. Elena Burke es el feeling”, aseveró.
A lo largo de su carrera musical, Elena se ganó numerosos epítetos, como “Su Majestad” o, quizás el más conocido, “La Señora Sentimiento”.
Nacida con el nombre de Romana Elena Burguez González el 28 de febrero de 1928 sigue siendo una de las voces más conocidas e importantes en la historia de la música cubana.
De acuerdo con numerosos críticos musicales, poseía una voz de contralto de amplio registro, llena de matices, depurada musicalidad y afinación excepcional.
Su amplio repertorio incluyó a autores latinoamericanos y cubanos como José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Ñico Rojas, Frank Domínguez, Piloto y Vera, Marta Valdés, Meme Solís, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Adolfo Guzmán, Orlando de la Rosa, Candito Ruiz, Sindo Garay, Vicente Garrido, Arturo Castro y muchos otros.
Entre sus mayores éxitos se cuentan “Sin ir más lejos” y “En la imaginación”, de Marta Valdés; “De mis recuerdos” y “Lo material”, de Juan Formell; “Duele”. de Piloto y Vera; “Ámame como soy” y “Mis 22 años”, de Pablo Milanés; y “Te doy una canción”, de Silvio Rodríguez; entre muchos otros.
Antes de su carrera como solista, Elena fue parte del famoso espectáculo Mulatas de fuego e integrante de los cuartetos de Facundo Rivero, Orlando de la Rosa y Las D’Aida.
“Elena nació a la fama como la intérprete más fiel del filin. El lado romántico de los cubanos alcanzó en su voz el mayor de los esplendores. Fue ella, de hecho, quien resumiera la esencia de aquel decir tan habanero, tan cubano, tan novedoso”, reza un artículo publicado en la web de SuenaCubano.
“Durante los años sesenta, escuchar a Elena en lugares íntimos, pequeños, era aprender a disfrutar de un modo de decir inédito, tan único que no ha habido después cantante alguno capaz de reproducirlo. Temperamental, inquieta como pocas, con un afán perpetuo de creatividad, Elena supo ir buscando y supo encontrar un estilo que, más allá de sus cualidades vocales, le ha dado no solo el don de la expresión sino una libertad tan palpable que le permite interpretar a José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Ñico Rojas, Frank Domínguez, Piloto y Vera, Marta Valdés, Meme Solís e incluso un repertorio que puede ir desde un son montuno y una canción de cuna hasta las obras de Adolfo Guzmán, Orlando de la Rosa, Candito Ruiz o Sindo Garay”, concluye la misma web.
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