LA HABANA, Cuba. — El 28 de diciembre es, para muchos, la ocasión perfecta para organizar bromas que, cariñosamente, llaman “inocentadas”. Sin embargo, la conmemoración de los “Santos Inocentes” para los cristianos católicos tiene un origen absolutamente nefasto, para nada vinculado a las bromas que en este día ocurren, salpicadas de picardía, sarcasmo y algún que otro exceso. En la cultura anglosajona, esta tradición se celebra en abril y es conocida como April Fools’ Day.
Muchos ignoran que la distinción de esta fecha en el calendario se debió a la matanza, ordenada por el rey Herodes, de todos los niños menores de dos años en Belén de Judea, con el propósito de asesinar al pequeño Jesús, llamado a convertirse en el Rey de los Judíos por unción divina.
Resulta difícil relacionar esa horrible tragedia con las chanzas que se gasta la gente cada 28 de diciembre. Sin embargo, aunque el vocablo “inocente” está estrechamente relacionado a la infancia, fueron las celebraciones romanas al dios Saturno las que dieron origen a las bromas, algunas muy pesadas, que tienen lugar cada 28 de diciembre.
En efecto, durante esta celebración la clase gobernante organizaba un juego que consistía en introducir un haba en un trozo de pan. Quien encontrara la semilla tendría el privilegio de ser rey temporal, con el derecho de gastar bromas al resto de los presentes, e incluso cometer abusos contra la ciudadanía.
Habiendo sido tan fértil la imaginación de los romanos en materia de crueldad, es fácil suponer que las travesuras subidas de tono, así como los horrores, estuvieron a la orden del día en honor a Saturno.
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