LA HABANA, Cuba.- Bajo la prohibición de entrada a la isla, Ana Margarita Perdigón Brito, emigrada cubana en EE.UU., fue obligada a regresar a territorio estadounidense este miércoles las 10:00 a.m., después de arribar el día anterior a las 2:00 p.m. al Aeropuerto Internacional José Martí.
Ana María emigró a EE.UU. en marzo de 2012. Nacida en Sancti Spíritus, colaboró en Cuba con varias publicaciones independientes, entre ellas CubaNet.
Este diario contactó, entre otros, con su hermano Pablo Perdigón, quien había acudido a recibirla. “Un coronel del aeropuerto me dijo que ella esta circulada, no pude verla. Tuve que regresar a Sancti Spíritus, porque alquilamos un carro para ir a buscarla”, dijo Pablo, quien agregó que el militar con el que se entrevistó le comentó que su hermana tenía las manos heridas debido a la rotura de un cristal.
“No sé muy bien pero dicen que se partieron unos cristales y ella se hirió”, refirió Pablo.
CubaNet contactó con la propia Ana Margarita Perdigón en la tarde de hoy. La exiliada cubana confirmó que había arribado al aeropuerto de Miami a las 11:30 a.m., luego de permanecer retenida en el aeropuerto José Martí de La Habana.
Perdigón detalló que, al arribar a Cuba, “me apartaron del resto de la gente que venía en el avión. Cuando vi que todos salieron y yo me quedé allí ya supe que había un problema”.
Entonces le comunicaron que no podría entrar a su país. “Intenté convencerlos, decirles que mi madre está muy enferma, y que era posible que no la pudiera ver más”, dice Ana Margarita, quien perdió a su padre a los dos meses de haber llegado a EE.UU. “producto de una golpiza que le había dado la Seguridad del Estado”.
Este martes, Perdigón sufrió algunas cortadas cuando una puerta de vidrio en el aeropuerto habanero se rompió “debido al forcejeo” con oficiales de inmigración. La mujer había comenzado a discutir con ellos, reclamando sus derechos, y según describe, llegó al punto de intentar escaparse del grupo de oficiales que la rodeaba. “Corrí hasta la puerta (de vidrio) e intenté abrirla”, dijo.
Ana Margarita explica además que luego del incidente la curaron y llevaron a una pequeña oficina de inmigración, donde pasó la noche en una silla, “casi sin poder dormir”, custodiada en todo momento por dos mujeres oficiales de inmigración que no la dejaban sola “ni para ir al baño”.
La también ex bibliotecaria independiente contó que ya había intentado entrar a Cuba en marzo de 2015, por el aeropuerto de Santa Clara, “pero en el mismo avión, antes de salir de Miami, me bajaron a último minuto a mí y a mi hija diciéndonos que el gobierno cubano había llamado para notificar que no se me permitiría la entrada”.
En aquella ocasión, sin embargo, su pasaporte no fue inhabilitado, por lo que pensó que podía intentarlo una segunda vez “debido a las buenas relaciones que están teniendo los gobiernos de Cuba y Estados Unidos”. En cambio esta vez a su documento de viaje sí le estamparon un cuño que indica una prohibición de entrada al país.
“No entiendo cómo si Barack Obama pudo viajar a Cuba y tantos comunistas están viniendo aquí, a mí no me dejan entrar a ver a mi madre. He venido bien deprimida porque esto ha sido otro capricho más del gobierno cubano”, acusa Ana Margarita, quien asegura va a contactar a la embajada de la isla en Washington.