CIENFUEGOS, Cuba. – Unos 80 trabajadores, pertenecientes a cuatro brigadas que laboraban en la Fábrica de Cemento Karl Marx fueron despedidos durante una reunión celebrada el pasado 5 de junio.
A la reunión asistió la totalidad de los trabajadores, directivos de la cementera y dos funcionarios procedentes de La Habana que se encargaron de hacer el anuncio y conducir el encuentro. Hasta el momento CubaNet no ha podido conocer la identidad de los mismos.
Según Escarli Sabina, uno de los afectados, tras el anuncio el ambiente se caldeó y el rechazo a la medida fue unánime. Algunos de los despedidos pidieron la palabra y les fue negada.
“Particularmente tenso fue el momento en que se dio a conocer la lista de los afectados”, nos cuenta el también expulsado Rolando Rodríguez Aguiar. “Personas que llevaban quince y veinte años trabajando para la cementera fueron echados a la calle; sin embargo otros con vínculo laboral de tan sólo meses fueron preservados y hoy continúan en sus puestos”, dijo visiblemente irritado.
El proceso para la selección del personal despedido ha sido valorado por los perjudicados de irregular. No falta quienes creen que las consideraciones respecto a quienes se iban o permanecían, pudieron estar signadas por la compra de las plazas laborales, fenómeno cuya manifestación ha ido en aumento en el país durante los últimos años.
Los funcionarios aseguraron a los obreros que no quedaban desamparados pues el Ministerio del Trabajo les ofertaba oficios vinculados al Ministerio de la Construcción como ayudantes de albañilería o soldadores.
De igual modo informaron que una vez vinculados a la nueva profesión se les tendría en cuenta para cumplir misiones “en la hermana Venezuela”, hecho que los trabajadores interpretan como un esfuerzo de parte de los funcionarios por lograr un golpe de efecto psicológico que disipe el malestar imperante.
Las misiones, o contratos laborales de cubanos para laborar en otros países son altamente cotizados pues mejoran sustancialmente las condiciones laborales y los salarios.
En algún momento la reunión hubo de ser suspendida pues los trabajadores protestaban airadamente su desacuerdo con la medida y los modos en que se estaba implementando. No obstante los obreros señalados en el encuentro ya quedaron “disponibles”, eufemismo oficial para enmascarar el despido laboral.