MIAMI, Estados Unidos. — El proceso de conquista y colonización de América trajo consigo una resistencia tenaz por parte de la comunidades originarias del llamado Nuevo Mundo, que a la postre terminarían siendo esclavizadas y casi extinguidas.
En el caso de Cuba, el primer indicio de resistencia a la conquista data del 27 de noviembre de 1492, apenas un mes después de la llegada de los colonizadores españoles a la Isla. Según consta en sus propios apuntes, Cristóbal Colón llegó a Baracoa y allí se encontró con la mayor población de nativos que había visto hasta entonces, “todos desnudos, con sus azagayas (lanzas) en la mano”.
Sin embargo, no fue hasta la llegada de Diego Velázquez, “El Adelantado”, que los episodios de resistencia comenzaron a hacerse más frecuentes.
El primer aborigen que enfrentó a los colonizadores fue el cacique Hatuey, considerado por muchos el primer rebelde de América. Estando en Cuba, según cuenta el Padre las Casas en su obra Brevísima relación de la destrucción de las Indias, se enteró Hatuey del desembarco de los españoles y empezó a advertir a la población nativa de lo sucedido en La Española, donde los colonizadores ya habían perpetrado abusos y saqueos.
Hatuey enfrentó a los españoles hasta que fue capturado y finalmente condenado a morir en la hoguera el 2 de febrero de 1512.
El ejemplo de Hatuey fue seguido en Baracoa por el cacique Guamá. Este aborigen se mantuvo resistiendo la dominación de los colonizadores desde 1514 hasta 1532. A diferencia de Hatuey, Guamá no murió ejecutado por los españoles, sino por su propio hermano, quien —de acuerdo con varios registros— “tomó venganza debido a que el cacique había raptado previamente a su mujer”.
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