MIAMI, Estados Unidos. – A pocos días del tiroteo a la Embajada de Cuba en EE.UU., protagonizado por un individuo con antecedentes de problemas mentales, el régimen cubano continúa manejando la tesis de que se trató de un ataque terrorista.
Así lo confirmó el embajador cubano en Washington, José Ramón Cabañas, quien alega vínculos entre la naturaleza del ataque perpetrado contra la sede diplomática y la retórica de la actual administración Trump contra el régimen de la Isla.
En entrevista ofrecida a la agencia oficial Prensa Latina, Cabañas evaluó el hecho y las circunstancias que rodeaban al atacante.
“Se ha hablado de las supuestas condiciones mentales del individuo y algunas personas comienzan a asimilarlo como el contenido de una serie de televisión. Pero es difícil pensar que un perturbado mental puede acceder a una licencia de conducción fácilmente, puede tener facultades para manejar y encontrar un punto en un mapa, poseer y accionar un arma de asalto y después no estar tan perturbado como para no ofrecer resistencia a la policía. Un supuesto perturbado que al parecer también sabía operar muy bien sus redes sociales”, declaró el funcionario.
El embajador cubano también mostró su inconformidad con la filtración del primer reporte policial, el cual -dijo- contenía imprecisiones.
“En situaciones como esta los primeros reportes escritos pueden tener imprecisiones. Lo lamentable es que se filtren teniendo aún tales imprecisiones. Nosotros tenemos, además del testimonio de nuestros compañeros, el video de las cámaras de seguridad que compartimos con el Servicio Secreto. En ese video está clara la ofensa a nuestro símbolo nacional y la satisfacción del individuo al portar la bandera estadounidense mientras gritaba”, agregó Cabañas.
Sin embargo, la investigación del caso asegura que el atacante, un hombre de origen cubano identificado como Alexander Alazo, ya había sido diagnosticado con trastornos mentales, hecho que el propio individuo reconoció.
Documentos presentados en la corte indican que el sospechoso, de 42 años, padece problemas mentales, escucha voces en su cabeza y se siente perseguido.
Alazo disparó 32 veces un rifle semiautomático AK-47 contra la sede diplomática en la madrugada del pasado 30 de abril. Aunque en el incidente no hubo muertos ni heridos, las balas dejaron huella en el inmueble.
“Este es un delito muy grave (…) Algunas de las balas penetraron en el edificio (…) Es solo suerte que alguien no haya sido dañado”, sostuvo el juez magistrado de Estados Unidos, G. Michael Harvey durante una audiencia celebrada por teleconferencia.
El propio juez dictaminó que Alazo permanecerá detenido a la espera de juicio y sin posibilidad de libertad condicional por representar un peligro para la seguridad del pública.
El atacante reconoció que fue evaluado previamente en un hospital psiquiátrico y que su esposa, una enfermera de salud mental, le dijo que buscara ayuda porque él escuchaba voces en su cabeza.
También admitió que le recetaron un antipsicótico en marzo de 2020 después de una evaluación en un hospital psiquiátrico, pero que no era completamente conforme con su medicación.
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