MADRID, España.- Con la inauguración del primer tramo de ferrocarril en Cuba, el 19 de noviembre de 1837, la Isla se convirtió en el primer país de Hispanoamérica y el séptimo en el mundo en emplear este medio de transporte; adelantándose incluso a España, que no lo implementó hasta once años después.
Este adelanto se debió a Claudio Martínez de Pinillo, Conde de Villanueva, nacido en La Habana, que propuso el proyecto a la Reina Isabel II. Esta lo autorizó y fue financiado por bancos ingleses con préstamo de dos millones de pesos en oro.
El tramo ferroviario abarcaba de La Habana a Bejucal, con 27,3 km y en sus inicios se utilizó para fines económicos, sobre todo relacionados con el cultivo de la caña de azúcar.
Al año siguiente se amplió este tramo hasta Güines. Cárdenas fue la segunda ciudad que contó con ferrocarril, en 1840; y en 1846 se estableció un tramo en la provincia de Camagüey. En un período de 15 años se construyeron unos 100 km de vías férreas.
Tras la intervención norteamericana, tuvo lugar una de las obras más notables en el desarrollo del ferrocarril cubano en el siglo XX: el llamado Ferrocarril de Cuba (Cuba Railroad), que unió a Santa Clara con Santiago de Cuba en un trazado de 573 km. La obra comenzó en 1898 y fue inaugurada en 1902 por el presidente Tomás Estrada Palma.
Durante la época republicana continuaron los avances, como la llegada del primer tren de viajeros directo desde La Habana hasta Santiago de Cuba y se articularon en una sola red las vías locales existentes en la mitad este de la Isla.
Entre 1898 y 1929 las líneas de servicio público aumentaron en un 400 %; y ya en 1930 el ferrocarril cubano contaba con 6 012 km de líneas públicas y 8 500 km privados (mayormente de la industria azucarera).
A partir de 1930 este auge se detuvo pues, entre otros factores, ganó prioridad la construcción de la Carretera Central.
Después de enero de 1959, Fidel Castro nacionalizó los ferrocarriles, creando en 1961 la Empresa Consolidada de Ferrocarriles Nacionales, devenida Unión de Ferrocarriles de Cuba.
Entre 1963 y 1966, British Rail vendió a la Isla locomotoras y entre 1964 y 1965 se importaron 80 locomotoras más provenientes de la URSS, Francia e Inglaterra.
En 1974 se comenzó la reconstrucción de la línea central entre La Habana y Santiago de Cuba, concluida en 1984.
La desintegración de la URSS en 1991 y el consecuente “Periodo Especial” en Cuba, afectó también el transporte ferroviario.
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