Un empresario canadiense que estuvo preso en Cuba durante más de tres años fue puesto en libertad después de que el gobierno cubano puso fin a un caso que calificó como ejemplo de la lucha contra la corrupción. Los críticos lo consideraron en cambio una advertencia sobre el peligro de hacer negocios en la isla.
El caso de Cy Tokmakjian era considerado por algunos como una cuenta pendiente en el acuerdo del año pasado entre Cuba y Estados Unidos que permitió la liberación de tres espías cubanos en Estados Unidos a cambio de la libertad del contratista Alan Gross y el espía de la CIA Rolando Sarraff Trujillo.
Canadá y el Vaticano posibilitaron las conversaciones durante 18 meses de negociaciones que desembocaron en el intercambio, que fue acompañado por una medida conjunta para restablecer relaciones diplomáticas plenas entre los dos países.
Las autoridades canadienses no dijeron si el acuerdo favoreció sus esfuerzos por conseguir la libertad de Tokmakjian, que cumplía una sentencia de 15 años después de ser arrestado en 2011 por una campaña contra la corrupción que abarcó a funcionarios cubanos y ejecutivos empresariales de por lo menos cinco naciones.
Tokmakjian, de 74 años y propietario de la empresa automotriz Tokmakjian Group con sede en Ontario, fue sentenciado en septiembre y sus representantes dijeron que los gerentes de la firma Claudio Vetere y Marco Puche recibieron sentencias más breves. Su paradero se desconocía por el momento.
Tokmakjian regresó a Canadá después de que el gobierno de Cuba lo liberó de prisión, informó el sábado el abogado del hombre de negocios, Barry Papazian.
En un comunicado, Papazian agregó que Tokmakjian volvió a casa por primera vez en tres años. Precisó que el empresario y su familia no harán declaraciones por el momento.
AP