MADRID, España.- El 17 de diciembre de 1957 fue instalado un gran árbol de Navidad procedente de Canadá en el reparto Fontanar, del municipio capitalino Boyeros; barrio inaugurado el año antes y que vivía un momento de esplendor.
Con una altura de 20,73 metros, y 22, 56 metros contando la estrella lumínica en su punta, fue considerado el árbol de Navidad más grande del mundo en ese momento.
El pino Spruce, conocido también como Canadian Red Wood, pesaba cuatro toneladas y su tronco era de 30 pulgadas. Había sido sembrado en la provincia canadiense de Nueva Escocia en 1740, por lo que tenía 220 años de antigüedad. Para su iluminación se utilizaron 4 000 esferas de luces conectadas por 9 000 metros de cablería eléctrica; y junto a él se colocaba la Fuente de los Angelitos Negros.
La llegada del árbol al puerto de La Habana acaparó los titulares de la prensa de la época y la atención de los cubanos, que comenzaron a llamarlo “el árbol de siete pisos”.
Este árbol fue instalado durante tres navidades seguidas, entre el 17 de diciembre y el 6 de enero, Día de Reyes, a la entrada de Fontanar. La tradición terminó en 1961, tras la llegada de Fidel Castro al poder.
La Navidad en la Isla fue suspendida oficialmente en el año 1969, y no volvió a ser permitida hasta 1997. No obstante, la Navidad que celebran los cubanos actualmente nada tiene que ver con la celebrada en gran parte del mundo. A duras penas los cubanos logran conseguir los alimentos para la cena de esa noche; nada de soñar con árboles gigantes, y muchos menos con luces.
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