MIAMI, Estados Unidos. – El director de cine Enrique “Kiki” Álvarez, jefe de la Cátedra de Ficción en Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV), publicó una carta abierta a los cineastas de la isla con motivo de las polémicas declaraciones emitidas por Amaury Pérez en el programa “Con dos que se quieran”.
“Cineastas cubanos, Amaury Pérez reiteró, profundizó y amplificó su ataque al sistema de relaciones productivas y creativas que, desde el ICAIC y bajo las disposiciones de sendos decretos leyes publicados en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, se está implementando en este momento”, escribió “Kiki” Álvarez en su cuenta en Facebook.
En conversación con Lola Calviño, vicedirectora de la Cinemateca de Cuba y viuda del cineasta Julio García Espinosa, Amaury no solo cuestionó a la industria del cine en la isla, sino también al sistema de enseñanza y a las instituciones docentes (la FAMCA y la EICTV) encargadas de formar a las nuevas generaciones de creadores cinematográficos.
Yo, como espectador, puedo decir que, salvo contadas excepciones, me agote”, dijo el cantautor en referencia a las producciones que se realizan en la isla.
Anteriormente, Amaury había tenido un debate similar con el cinefotógrafo Rafael Solís, esposo de la actriz Isabel Santos, donde criticó, entre otras cosas, la poca variedad temática del cine en la isla.
La insistencia de Amaury por abordar el tema generó la reacción de voces como la de Álvarez, quien señaló que las declaraciones del conductor y director de “Con dos que se quieran” forman parte de una “cruzada” personal.
¿A qué responde esta cruzada del “espectador” Amaury Pérez contra el cine cubano? ¿Qué fuerza oscuras se ocultan detrás de la línea editorial de un programa que reitera los prejuicios de su conductor hacia las películas cubanas de los últimos años? ¿Cuándo y por qué se introdujo esta línea temática (la del cine cubano independiente o joven) en las entrevistas a Rafael Solís y a Lola Calviño? ¿A qué casualidad o causalidad responde que estos programas sean emitidos en el mismo momento en que el ICAIC y el ICRT realizan encuentros con los cineastas para naturalizar todo este proceso?”, se cuestionó el cineasta, que subrayó, además, el hecho de que la crítica a la industria forme de la agenda personal de un líder de opinión como Amaury.
“La complejidad de la sociedad cubana no puede ser zanjada con artimañas de salón, artilugios conspirativos y actitudes de trinchera. No se lo merece una nación empeñada en renovar su voluntad de emancipación y su independencia social, cultural y política”, agregó el cineasta.
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