MIAMI, Estados Unidos.- Soldados paramilitares chinos continúan entrenando y realizando ejercicios antidisturbios este viernes en el Centro Deportivo de la Bahía de Shenzhen, intentando intimidar a las miles de personas que continúan protestando en Hong Kong contra la creciente injerencia de Beijing en sus asuntos, informaron varias agencias de prensa.
El estadio de Shenzhen en el que se “ejercitan” los miembros de la Policía Armada Popular China (PAP) se encuentra al otro lado de la frontera acuática que limita con el interior rural de Hong Kong, y existe la posibilidad de un despliegue militar en Hong Kong para disolver las protestas que tienen lugar en la ciudad desde las últimas semanas.
El Departamento de Estado de Estados Unidos ya ha expresado su preocupación ante las amenazas de Beijing, sin embargo, los entrenamientos militares encienden las alarmas.
Entretanto, el movimiento prodemocracia hongkonés afronta un fin de semana crucial, para el que convocó nuevas protestas tras los enfrentamientos del martes pasado en el aeropuerto y bajo el fantasma de la eventual intervención militar china.
Por su parte, este movimiento prodemocracia se ha convertido en todo un desafío para el control de Beijing sobre Hong Kong, retrocedido al gigante asiático por Reino Unido en 1997.
En los últimos días las autoridades chinas han endurecido su posición, comparando las protestas con “terrorismo” y asegurando que no se quedarán “de brazos cruzados”. No obstante, el diario nacionalista chino Global Times, publicado en inglés, aseguró viernes que una eventual intervención armada en Hong Kong no resultaría en una repetición de la masacre de Tiananmen. “El incidente en Hong Kong no será una repetición del incidente político del 4 de junio de 1989”, indicó el periódico, aludiendo a un tema tabú en China.
Las manifestaciones que han tenido lugar en las últimas semanas en Hong Kong, que sacaron a las calles a millones de personas, comenzaron en oposición a un proyecto de ley que habría permitido las extradiciones a China continental. Pero después se transformaron en una protesta más amplia en defensa de las libertades democráticas y contra la influencia de Beijing en el territorio.
Los manifestantes organizaron para el domingo una gran concentración presentada como “racional y no violenta”, con el objetivo de mostrar que el movimiento sigue teniendo un gran respaldo popular pese a los enfrentamientos en el aeropuerto internacional de Hong Kong.
La manifestación del domingo fue convocada por el Frente Civil de Derechos Humanos, una organización no violenta que organizó protestas gigantes en junio y julio. “Debería reunir a un millón de personas. El pueblo hongkonés no puede ser vencido”, declaró en Facebook la diputada prodemocracia Claudia Mo.
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