MIAMI, Estados Unidos.- La crisis y el deterioro del sistema cubano afecta incluso a los muertos y a sus familiares en el último adiós. El dramático rostro de los servicios necrológicos en la oriental provincia de Holguín se devela en un extenso reportaje, publicado este 15 de diciembre en el periódico Ahora de esa ciudad, bajo el título ¿En paz descanse?
“Un sepulturero del cementerio de Yareyal les exigió a familiares de una difunta polvo de piedra para sellar la tumba, material innecesario y que casualmente se vende en viviendas cercanas a la necrópolis”, así comienza el material, que describe además el dilema de los carros fúnebres que llegan varias horas tarde, los cementerios en mal estado y con animales dentro, las tumbas abiertas, y exhumaciones antes del tiempo previsto, y denuncias sobre el mal manejo de los restos por parte del personal de comunales.
Alberto, quien sufrió varios sinsabores en el entierro de su tía, contó al medio su historia: “Una vez en el cementerio dicho sepulturero dijo que el cemento no alcanzaba; entonces nos fuimos a la dirección, en Holguín, para quejarnos. De allí retornamos con un saco de cemento y dos enterradores, porque a aquel lo suspendieron. Cuando creíamos resueltos todos los problemas faltaban las tablas sobre las cuales se coloca el sarcófago en la tumba, pero nadie nos informó que debíamos garantizarlas”, concluye.
Al respecto, el periódico holguinero explica que, si bien la empresa de servicios comunales debe garantizar los materiales constructivos, “la madera sí corre por cuenta de los familiares del difunto”. Igualmente señala que “en la fábrica de sarcófagos se las ingenian para que la obsolescencia técnica, los problemas constructivos del inmueble y la madera verde no afecten la calidad de los ataúdes”. Para increíble, un cuento de ficción, pero no.
De acuerdo al reportaje, la provincia de Holguín dispone de un total de 30 carros fúnebres para un promedio de 20 defunciones diarias. De ese total solo 26 se encuentran en activo, aunque varios de ellos, “por el estado de sus carrocerías y parabrisas están para desechar”. No obstante, la queja más recurrente es la llegada tardía del carro a hospitales o viviendas “para recoger los cadáveres”.
Según Ahora, Holguín es una de las provincias cubanas con mayor número de cementerios (112), pero muchos de esos espacios exhiben un estado lamentable: “pesan críticas por el mal estado constructivo de panteones y cercas perimetrales, la incómoda presencia de animales dentro de estos, enyerbamiento y descuidos, como aquella tumba destapada que, en el cementerio de Mayabe, provocó malestar entre quienes acudieron a rendir tributo a sus difuntos”.
El jefe de servicios necrológicos en la provincia, Alexis Limia, explicó a Ahora que las exhumaciones “se realizan a los dos años y un día posterior al entierro, pero por necesidades del cementerio este período puede acortarse, además de realizarse de oficio cuando la familia, previo aviso mediante telegrama, no se presenta”.