MIAMI, Estados Unidos. — Carlos Lage Dávila apuntaba a heredero al trono de los hermanos Castro y terminó siendo defenestrado, acusado por sus propios valedores de engolosinarse con “las mieles del poder”.
Corría el año 2009 y Lage, quien fue por varios años primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, era separado de su cargo junto al entonces canciller Felipe Pérez Roque. Fue, sin dudas, uno de los grandes ajustes de cuenta perpetrados por Raúl Castro, que nunca tuvo en sus planes a los altos cuadros promovidos por el gran dictador.
Lage y Pérez Roque conspiraron no contra la Revolución, sino contra el orden natural de la dinastía. Dos rostros “jóvenes” que serían borrados del panorama político cubano y cuya caída propició el ascenso de otros necesariamente obedientes, como el del actual gobernante Miguel Díaz-Canel.
En abril de 2018, tras entregar el cargo de presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro recordaba que Díaz-Canel había sido “el único sobreviviente” de los aspirantes al poder.
Con él “no cometimos el error de acelerar el proceso”, dijo el general de Ejército en clara referencia a figuras como Lage y Pérez Roque y otros cuadros jóvenes que en un su momento fueron preparados por el poder mesiánico para garantizar la sucesión.
Tras su caída, Lage desapareció de la esfera pública y no reapareció hasta octubre de 2021, cuando comenzó a circular en redes sociales una declaración suya en apoyo al régimen continuista.
En su mensaje, para muchos una suerte de testamento político, Lage aseguraba que todavía creía en la revolución y el socialismo.
“Conocí a profundidad la grandeza revolucionaria, intelectual y humana de Fidel. Casi 20 de los 70 años de mi vida fueron junto a él, incluyendo las jornadas interminables de incertidumbres, optimismo y firmeza del ‘Período Especial’. Lo sentí amigo y parte de la familia. Mi admiración y cariño hacia Fidel no es modificable”, aseguró Lage, quien apuntó que el sistema socialista cubano es más justo y más humano, aunque admitía la necesidad de “cambios profundos, muchos más que en los últimos 20 años”.
Aunque muchos creyeron la que las palabras de Lage dejaban una puerta abierta para su regreso al poder, sus declaraciones no fueron más que un intento de espaldarazo a la cuestionada legitimidad del régimen, que entonces intentaba aplacar el furor que habían dejado las protestas del 11J y la campaña en favor de la Marcha Cívica por el Cambio.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +525545038831, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.