LA HABANA, Cuba.- El equipo de Ciego de Ávila aseguró su pase a la final de la 55 Serie Nacional de Béisbol, al vencer a Industriales por cuarta vez consecutiva anoche en el Coloso del Cerro. El resultado no fue una sorpresa, especialmente tras el pobre desempeño que la novena capitalina había mostrado en los dos primeros juegos ante los avileños dirigidos por Roger Machado. Sin embargo, las dos últimas jornadas llevaron al terreno a un equipo azul mejor organizado y menos propenso a cometer errores, a pesar de su horrible pitcheo, su repentina inefectividad al bate y el peso de las derrotas previas.
En el cuarto choque de la semifinal entre ambos conjuntos, los abridores fueron Alberto Bicet por Ciego de Ávila, mientras que por los Industriales inició un Frank Montieth que, desde los primeros lanzamientos, llenó las gradas de malos augurios. En dos innings y medio permitió dos cuadragulares para ser sustituido por Noelvis Entenza, quien dio la tercera carrera a los tigres avileños antes de cerrar la entrada.
Incluso la conga de los azules estaba de capa caída cuando en la cuarta entrada ocurrió el milagro: Alexander Malleta conectó homerun con Yoandry Urgellés en circulación, y así Industriales descontó dos. Con la moral resucitada, la conga agitando el graderío y sin outs, pegaron hits Rudy Reyes y Wilfredo Aroche en sus respectivos turnos al bate. Un fly de sacrificio de Javier Camero impulsó la tercera para los azules y la entrada cerró con el marcador 4 a 3, aún favorable a los tigres.
En los capítulos posteriores, si bien los muchachos dirigidos por Javier Méndez jugaron sin cometer un solo error se hizo patente la superioridad de Ciego de Ávila, que es, ahora mismo, el mejor equipo de Cuba. Roger Machado administró bien su pitcheo, consciente de que, incluso maltrechos, los leones podían darle la vuelta al marcador. Yeinier Cano entró en el séptimo inning y, con cuidadosa faena, silenció la ofensiva industrialista entre los gritos de “¡ruge leona!” lanzados por la hinchada avileña.
Los seguidores de la novena habanera conservaron las esperanzas hasta el out número 27, en que la banca de Roger Machado tomó por asalto el terreno del Coloso para celebrar una victoria muy merecida. Quedan ahora en espera de lo que suceda entre los equipos de Pinar del Río y Matanzas; pero sin dudas Ciego de Ávila está en camino de repetir la proeza del año anterior y levantar, por segunda vez consecutiva, el trofeo más cotizado del béisbol cubano.
A pesar de la derrota, Javier Méndez amerita todo el reconocimiento por haber colocado a Industriales –sin un pitcheo que valga la pena, con bajas significativas y numerosas lesiones– entre las cuatro mejores escuadras de la Isla. La experiencia de la actual serie ha sido y será útil para meditar seriamente acerca del porvenir del equipo insignia –con perdón de los otros parciales– que, en esta edición, ha provocado más infartos que satisfacciones a su afición.
Figuras medulares como Carlos Tabares, Yoandry Urgellés, Alexander Malleta y Rudy Reyes están dando, como se dice, “los últimos cartuchazos”. Es necesario pensar en relevos dignos para tan buenos peloteros que en esta campaña –sobre todo tras la salida de los hermanos Gourriel–, se han echado al hombro una novena cada vez más distante de sus glorias pasadas.