GUANTÁNAMO, Cuba, 16 de septiembre de 2013, Roberto Quiñones Haces/ www.cubanet.org.- El pasado viernes 13 de septiembre, Cubanet informó sobre la muerte masiva de peces en la bahía de Caimanera, lo cual fue confirmado por la edición de papel del periódico “Venceremos” correspondiente al mismo día. En una nota firmada por el periodista Julio César Cuba Labaut, y publicada en la última página, se afirma que las causas que provocaron la muerte de los peces todavía se investigan.
Según la noticia, Danilo Rodríguez Ruano, director de la unidad empresarial de base Caimar, ubicada en Caimanera, dijo que al percatarse del incidente se paralizaron todas las actividades de pesca que realiza dicha entidad y se informó a las autoridades, que de inmediato han implantado puntos de control para impedir que esos peces sean destinados al consumo de la población, por el peligro que su consumo representa.
El mismo funcionario informó que se acumularon grandes cantidades de peces en las zonas llamadas Tokío, El Cañito y el muelle de Boquerón, y que el fenómeno comenzó el pasado martes 10 de septiembre, habiéndose incinerado, solamente el jueves, más de una tonelada de peces y que otra cantidad apreciable se descompuso en las orillas de la bahía.
Esta información del funcionario contrasta notablemente con la ofrecida por Juan Evangelista Centeno, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en la provincia, pues a pesar de la magnitud del suceso, este señor aseguró a la emisora provincial CMKS que no era nada alarmante, que es algo que ocurre desde hace dos o tres años en la bahía en diferentes épocas del año, debido a un proceso de eutrofización o demanda de oxígeno, fundamentalmente con el inicio de las lluvias, y que altera el equilibrio del ecosistema costero.
La tranquilidad que dicho especialista deseó trasmitir se contrapone con lo expuesto precedentemente por el director de la empresa pesquera, y también con la decisión de las autoridades de vigilar y controlar toda la costa, algo que no hubiera sido dispuesto si se tratara de un suceso normal “que ocurre periódicamente”. Al menos, este corresponsal, en más de 28 años residiendo en esta provincia, jamás había tenido noticia de un suceso como éste, que más parece debido a una contaminación producto de una actividad humana.
Esperamos que el famoso secretismo no impere también en este caso y se ofrezca a la población el resultado de las investigaciones que se realizan, para determinar la causa real de la muerte de esta cantidad de peces.
La consecuencia fundamental del suceso es que, al menos por un buen tiempo, no se podrá adquirir en el mercado ilegal o subterráneo pescado de mar o camarones, algo que sólo es posible adquirir por esa vía a precios inferiores al fijado por las pescaderías del estado.
En las pescaderías estatales se vende mayoritariamente el pescado criado en piscifactorías: clarias, tencas, tilapias y otras especies de agua dulce, así como cajas de camarones a precios exorbitantes.