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Aguas albañales corren por paseo histórico de Alquízar

Paseo Domingo Lence de Alquizar_foto del autor

ARTEMISA, Cuba, 20 de agosto de 2013, Moisés Leonardo Rodríguez/ www.cubanet.org.- Por los 150 metros del paseo Domingo Lence, del pueblo de Alquízar, provincia Artemisa, corre un caudal de aguas albañales desde hace dos años que no se detiene, a pesar de varias reparaciones fallidas efectuadas por organismos estatales.

Dicho paseo se inauguró en 1923 en honor al Comandante del ejército libertador que da el nombre al mismo. Fue durante años orgullo de los alquizareños por su “ambiente acogedor, detalles pintorescos y valor patrimonial”, como es reconocido en la oficialista enciclopedia cubana en la red (Ecured).

Hace un año, aproximadamente, se horadó un hueco para que escurran las aguas negras y así evitar que corran hasta el centro de Alquízar. Eso ha provocado críticas de los pobladores por considerar que ello contamina el manto freático.

En los últimos meses se han reportado 14 casos de vómitos y diarreas en la zona y que los vecinos vinculan con el desborde de aguas albañales.

Un combatiente de la revolución que pidió no ser identificado, confesó a la fuente de esta información, la promotora de la Corriente Martiana Maritza Martínez, que en cuatro ocasiones ha tenido que quitar la idea a “unos locos del barrio” que quieren echar cubetas de estas aguas en el frente de la sede del Poder Popular Municipal como protesta por su incapacidad para solucionar este grave problema.

Paseo Domingo Lence de Alquizar_foto del autor

El paseo Domingo Lence carece de iluminación, a pesar de que aun están en pie las columnas dóricas que se coronaban con las lámparas de alumbrado y que poseían en su base unas jardineras.

Los “frondosos laureles de denso follaje, que semejaban un túnel que apenas permitía el paso de la luz solar y brindaban sombra y bienestar a los transeúntes”, según se reconoce en la enciclopedia Ecured, han desaparecido.

Dicha enciclopedia oficialista enumera como causa del estado actual del paseo “el paso inexorable del tiempo, el embate de huracanes y el maltrato”, pero omite la indolencia gubernamental ante su cuidado y mantenimiento.

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