LA HABANA, Cuba, 3 de abril de 2013, David Canela/ 173.203.82.38.- Otra fila de butacas hubiera sido valiosa para los que se quedaron de pie, cuando a las 5 de la tarde estaba por comenzar el concierto Bellini, sus óperas, en el Teatro Lírico Nacional de Cuba. Inusualmente llena, la sala Gonzalo Roig acogió a todos los que fueron el sábado 30 de marzo para disfrutar de la música del compositor italiano Vincenzo Bellini, del cual se ofreció un recital que forma parte del ciclo Por los caminos del bel canto.
Se interpretaron escenas de las óperas Bianca e Fernando, La sonámbula, Norma, Beatrice di Tenda, Los Puritanos, y Capuletos y Montescos. Excepto Los Puritanos (1835) –que tuvo su primera gala en París, y fue la última ópera del compositor– todas las obras fueron estrenadas en Italia, de 1826 a 1833.
Arias tan famosas como la plegaria de Norma, Casta diva –cantada por la soprano Laura Ulloa–, y la escena A te, o cara, de Los Puritanos, fueron interpretadas con justicia, y de forma apreciable. Aunque para mí, la pieza más destacada –por su fina belleza y armoniosa ejecución– fue el dúo Sorgi, o padre, de la ópera Bianca e Fernando, interpretado por la soprano Cristina Rodríguez y la mezzosoprano Dayamí Pérez.
Con soltura, y buena destreza vocal, actuaron además las sopranos Diana Rosa Cárdenas, Olivia Méndez, Indira Hechavarría, Laura de Mare y Teresa Janet, los tenores Bryan López y Roger Quintana, y el barítono Eleomar Cuello.
Al concluir la función, se les rindió homenaje a todos los cantantes que participaron en el recital, por su trabajo artístico durante el año pasado, y también a la pianista acompañante, Esperanza Rodríguez, y al cantante y director artístico Ubail Zamora. Como en una adivinanza, fueron presentados al público mediante una corta reseña de su vida artística, y de sus personajes líricos más relevantes. Les entregaron obsequios y flores.
En el mes de marzo se presentaron selecciones de la ópera Rinaldo, de Händel, y un concierto dedicado a Wagner y a Verdi, cuyo bicentenario de sus natalicios se conmemora este año. Por eso el Teatro Lírico Nacional, dirigido por Eduardo Díaz, espera hacer en el mes de noviembre una puesta completa de la ópera El holandés errante, de Ricardo Wagner.
Próximamente, para continuar con el ciclo de maestros del bel canto, se ofrecerán funciones dedicadas a Gaetano Donizetti, y Gioachino Rossini.
El llamado Palacio del Teatro Lírico Nacional, en la calle Zulueta # 253, entre Ánimas y Neptuno, la Habana Vieja, fue originalmente un lujoso edificio de oficinas, en donde radicó la Asociación de Reporteros de La Habana, que tuvo allí su establecimiento desde 1927.