LA HABANA, Cuba, 4 de febrero (Moisés Leonardo Rodríguez, 173.203.82.38) -El cobro de algunos servicios necrológicos desde principios de año y el anuncio de que próximamente se cobrarán todos, preocupa a muchos en la isla, que manifiestan su inconformidad con la eliminación de los subsidios a estos servicios.
Empleados de la funeraria Bernardo Abreu, de Zanja y Belascoaín, en la capital, que pidieron el anonimato, aseguran que no están de acuerdo con la disposición oficial de cobrar por los velorios un monto de entre 1500 y 1800 pesos, en moneda nacional. “Si le pedimos esa cantidad a los dolientes, nos van a tirar el muerto por la cabeza” afirmó una de ellas. Los nuevos precios equivalen a aproximadamente dos a tres meses de salario de un profesional universitario.
Informaron además los trabajadores de la Bernardo García que, en estos momentos, los empleados encargados de la limpieza de la funeraria deben traer todos los utensilios para realizar su labor, porque la empresa no los provee, y las condiciones sanitarias son pésimas. “Si cobran esos precios, tendrán que mejorar el servicio y no sé cómo lo van a hacer”, afirmó trabajadora.
Trabajadores de una funeraria de la provincia Artemisa aseguran que, según las informaciones oficiales recibidas, la caja más barata costará 89 pesos, una vela 5 pesos, un bombillo 10 pesos, el alquiler de una silla 50 centavos y el de un sillón ,1 peso (todo en moneda nacional).
El traslado de los cadáveres se cobra, desde el primero de enero, a razón de 1.50 pesos por kilómetro. Los carros fúnebres ya no traen las coronas desde las florerías. En Cabañas, los dolientes deben buscar como traerlas por su cuenta desde Mariel, a unos 20 kilómetros, en camiones o autos particulares.
Luego de la intervención estatal de las funerarias, ofrecer los servicios fúnebres gratuitamente fue una de las medidas populistas instauradas durante los años 60, en la primera década de la revolución. Paulatinamente la calidad del servicio se fue deteriorando, y el deterioro se hizo mucho más ostensiblemente desde la época del llamado especial.
Algunos viejos recuerdan un chiste de moda en la época en que el gobierno comenzó a ofrecer gratuitamente los servicios fúnebres:
-¿Cuál es el colmo de un gobierno?
-Matar al pueblo de hambre y regalarle el entierro.
Se oye ahora una nueva versión del antiguo chiste:
-¿Cuál es el colmo de un gobierno?
-Matar al pueblo de hambre y cobrarle bien caro el entierro.