MIAMI, Estados Unidos. – Guatemala, Haití, Nicaragua, El Salvador, Panamá, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia y Argentina. Son esos algunos de los países que padecieron el intervencionismo del régimen castrista en la región durante los últimos 60 años. Incursiones que van desde pequeñas expediciones a grandes despliegues militares. Arranques y excesos impropios de un pequeño país del tercer mundo.
No pasó un año del triunfo rebelde de enero de 1959 para que el joven Fidel Castro comenzara a mostrar sus intenciones de exportar la Revolución por todo el continente americano. Así, llegaron, en muy poco tiempo, expediciones rumbo a Panamá, Nicaragua y República Dominicana. En todos los casos, incursiones armadas que contaron con la participación de varios cubanos y que buscaban el cambio de régimen. En todos los casos, sonados fracasos y muy pocos sobrevivientes.
En el caso de República Dominicana, llama la atención la fijación de Castro por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, a quien el cubano ya había intentado derrocar a finales de la década de los años cuarenta en una expedición en la que se enroló personalmente y que, finalmente, fracasó.
“En 1959 solamente quedaban cuatro dictaduras en América Latina”, de las cuales tres estaban en el Caribe y Fidel Castro se había propuesto eliminarlas pues “quería crear un mundo que fuera seguro para la Revolución”, comentó a BBC Mundo Jonathan Brown, profesor de Historia Latinoamericana en la Universidad de Texas y autor del libro “Cuba’s Revolutionary World”.
También en agosto de 1959, un grupo de unos 30 hombres armados –en su mayoría cubanos y haitianos junto a dos venezolanos- zarparon de Baracoa, en la costa oriental de Cuba, rumbo a Haití con el fin de derrocar el gobierno de François “Papa Doc” Duvalier. Resultado: prácticamente todos los invasores fueron aniquilados, con algunas excepción de cuatro adolescentes cubanos que deportados.
El 3 de octubre de 1960, el gobierno de Guatemala, encabezado por el presidente Miguel Ydígoras Fuentes, divulgó un comunicado donde revelaba que su Fuerza Aérea había atacado una embarcación cubana que aparentemente estaba desembarcando armas en la costa atlántica del país.
El alzamiento fue sofocado por el gobierno de guatemalteco, que exigió a la Organización de Estados Americanos a tomar medidas contra el régimen cubanos, cuyos aviones se encargaban de aprovisionar a los alzados.
Hubo también, en los primeros años de la década de 1960, otra intentona injerencista en Perú, cuando unos 200 jóvenes izquierdistas peruanos que recibieron entrenamiento guerrillero en territorio cubano entraron en acción por separado, realizando ataques en diversas partes del país.
En 1967 tocó el turno a Venezuela. Ese año, un grupo de guerrilleros procedentes de Cuba desembarcó cerca de la playa de Machurucuto, en el oriente del país suramericano, dejando al descubierto los intentos de injerencia armada de La Habana.
Héctor Pérez Marcano, uno de los protagonistas de aquella operación, puntualizó a BBC que el plan original era el desembarco de ocho combatientes -cuatro venezolanos y cuatro cubanos- que se iban a unir a un foco guerrillero del MIR que operaba en una zona montañosa a unos 160 kilómetros al este de Caracas.
Sin embargo, la captura de tres tripulantes cubanos de la lancha que les había llevado hasta la orilla puso al descubierto la expedición, la cual derivó en la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Caracas y La Habana.
De todas las gestas interventoras, una de las más conocidas es la del Che Guevara en Bolivia. Impulsado por Fidel Castro, el guerrillero argentino, acompañado por un comando “élite” formado en su mayoría por cubanos, creyó ver en el país andino un trampolín perfecto para su asalto a la Argentina, donde años antes había fracaso una avanzada encabezada por su compatriota, el periodista Jorge Ricardo Masetti, quien fuera ultimado mientras intentaba crear condiciones para un foco guerrillero.
El Che intentó hacer lo mismo y terminó fusilado el 9 de abril de 1967. Su intentona intervencionista no contó con el apoyo esperado. Ni las comunidades rurales ni las organizaciones políticas de izquierda dieron la “bienvenida” a Guevara en un país que, apenas un año antes, había elegido como presidente, en elecciones libres y democráticas, al general René Barrientos.
Tras el fracaso guerrillero de los años sesenta, las intervenciones cubanas en la región disminuyeron de intensidad, entre otras cosas, por el rechazo de la Unión Soviética a ese tipo de acciones.
“Moscú estaba en contra de estas intervenciones en el resto de América Latina que no se ajustaban a la doctrina soviética acerca de cómo el comunismo iba a apoderarse del mundo. Ellos siempre se opusieron pese a que Castro siguió haciéndolo durante la década de 1960. Al final, él tuvo que darse cuenta de que no iba a tener éxito. Y eso ocurrió después de la muerte del Che”, explica el profesor Brown.
Se registran también expediciones en Colombia y otras naciones. Pese a los sonados fracasos, el régimen castrista volvió con más fuerza en la década de los setenta, con nuevas incursiones en Nicaragua y la República Dominicana.