LA HABANA, Cuba.- La foto que acompaña este artículo fue tomada el pasado 3 de enero en el casco histórico del poblado de Santiago de las Vegas, en el municipio de Boyeros, provincia La Habana. Semejante basurero se halla frente a una farmacia, y a solo media cuadra de una escuela primaria, razón por la cual constituye un peligro para la salud de las personas que habitan o se desenvuelven en sus alrededores.
Hace varios meses las autoridades cubanas expresaron que, ante la carencia de combustible y el mal estado técnico de los vehículos de Servicios Comunales, encargados de recoger la basura, se contrataría la compra de carros colectores japoneses que iban a resolver definitivamente esta situación. Sin embargo, la proliferación de desechos sólidos en las calles continúa a lo largo y ancho de la isla.
Algunos vecinos de Santiago de las Vegas dijeron que esa basura no se recoge desde antes del 31 de diciembre. Por lo cual podemos asumir que esas jabitas de nailon perfectamente contienen residuos de la comida de fin de año, lo que con seguridad atrae a buzos -indigentes que escarban y riegan la basura buscando algo que les interese-, perros y gatos callejeros, roedores, y otros vectores.
Durante la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular no se habló ni media palabra del calamitoso estado que presenta la recogida de basura en las calles cubanas. Tal parece que la situación no es de interés para los participantes en ese cónclave.
Así entonces, en aras de ahondar más en el asunto, decidimos desglosar el Presupuesto para el actual 2019, con el objetivo de verificar si se destinaba algún importe a esa higiénica labor. Veamos.
La ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza, informó que 60 mil 500 millones de pesos era el monto destinado a sufragar los gastos presupuestarios. De ellos, un total de 21 mil 800 millones financiarán algunas actividades del sector productivo, como la promoción de las exportaciones y la sustitución de importaciones -esa obsesión del castrismo-, así como el proceso inversionista, y el subsidio a las empresas comercializadoras de la denominada “canasta básica familiar”. O sea, los productos que se distribuyen por la libreta de racionamiento.
Los restantes 38 mil 700 millones de pesos del gasto presupuestario se desagregan de la siguiente manera: 10 mil 600 millones para la salud y asistencia social; 9 mil 100 millones al sector educacional; 870 millones para la construcción y reparación de viviendas; mil 780 millones para las actividades de la cultura y el deporte; y 6 mil 600 millones para el pago a los pensionados de la seguridad social. También serán financiadas, aunque sin especificar las cifras, las actividades de ciencia, tecnología e información; así como lo relacionado con el funcionamiento de los Organismos de la Administración Central del Estado, los órganos del Poder Popular, la defensa y el orden interior. Esto último, como siempre, constituye un secreto de Estado, y todo indica que tiene asignada una buena tajada presupuestaria.
Como puede apreciarse, no parece haber presupuesto para recoger la basura de las calles, ni tampoco para mejorar las condiciones laborales de las personas que actualmente se dedican a esa actividad. Según ha trascendido, esos trabajadores perciben bajos salarios, y en ocasiones carecen de guantes y ropa adecuada para tan ardua labor.