SANTIAGO DE CUBA.- “Mi nombre es Armando Hernández Urbiña, tengo 77 años de edad y estoy totalmente ciego. He sido abandonado por el gobierno cubano”, contó a CubaNet este anciano con discapacidad visual residente en Alto Songo, Santiago de Cuba.
“Estoy así hace 6 años, no veo nada y no tengo a nadie que me cuide. Casi siempre tengo que quedarme solo”, agregó.
Hernández Urbiña vive con su hermano, Santiago Hernández Urbiña, a quien acogió desde pequeño como su hijo. Santiago trabaja, muchas veces en la noche, por lo que tiene que dejar a Armando solo.
“Yo trabajo como custodio, de día y de noche, en algunas fincas. En varias ocasiones mi hermano se ha quedado sin comer hasta el otro día porque no puede hacer nada sin ayuda. Los vecinos son los que le dan vueltas de vez en cuando”, expresó Santiago.
Hace alrededor de dos años una trabajadora social se presentó en la vivienda de Armando y le prometió que el Gobierno le asignaría una enfermera para que lo atendiera. Sin embargo, sus palabras quedaron en el aire y este anciano con discapacidad visual continúa tan desamparado como antes.
Lo único que este señor recibe de la “Asistencia Social” es una pensión de 280 pesos, que él asegura no le alcanza para nada.
“Me dan una chequera que ni siquiera para comer en el comedor de los pobres me alcanza”, replicó el señor, haciendo referencia a la fonda donde comen los “asistenciados”.
Además de la ceguera, Armando padece de Hipertensión Arterial Crónica, tiene una Cardiopatía y una Hernia Inguinal que, en estos momentos, le está ocasionando fuertes dolores y no ha recibido atención médica.
“Los dolores de la hernia me están matando, siento que se me va a reventar y no tengo ni medicinas. El policlínico está cerca, pero no hay nadie que pueda venir a verme”, lamentó.
En efecto, el área de salud del poblado, el Policlínico Porfirio Valiente Bravo, está ubicado en la calle Ricardo Rizo, donde mismo reside Hernández Urbiña.
Al respeto, el doctor Roberto Serrano Delis aclaró: “las hernias inguinales son muy comunes en los hombres y no son necesariamente graves. Pero en este caso el dolor puede ser la consecuencia de un agrandamiento, la hernia se puede atascar dentro del orificio y perder el riego sanguíneo. Siendo así, es necesaria una cirugía de inmediato. Por tales motivos, se hace imperativo un rápido diagnóstico para descartar cualquier complicación”.
Por su parte, Armando dice: “cada vez que voy al Policlínico me dicen que no me pueden atender porque los equipos están rotos y que vienen a consultarme a la casa, pero nunca vienen”.
Armando no tiene colchón, tampoco eso le ha podido resolver el Estado, duerme sobre unos trapos que colocó para no acostarse de forma directa sobre la armadura de hierro de su cama. Tampoco tiene donde conservar los alimentos y las puertas delantera y trasera de su vivienda no tienen cerraduras.
“Mis sobrinos tienen refrigerador, pero como no puedo andar, tengo que tomarme el agua caliente y se me echan a perder las pocas cosas que consigo”, contó.
“Y como la puerta no tiene llavín los animales se meten y muchas veces se comen la comida”, agregó.
Recientemente CubaNet se hizo eco de la historia de otro anciano con discapacidad visual que, desafortunadamente, tiene ciertas similitudes con este caso.
Se trata de José Armando Martínez Nieves, quien no solo comparte el nombre con Hernández Urbiña, sino también la edad y la discapacidad visual, aunque la suya no es total. También reside en Alto Songo, sobrevive en pésimas condiciones y los dos han sido olvidado por el Gobierno.
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