MIAMI, Estados Unidos.- Giraldo Castillo, un gerente de Latam Cargo en el Aeropuerto de Miami, estaría utilizando su amistad con René González Sehwerert, uno de los cinco espías cubanos condenados en Estados Unidos y luego de varios años devueltos al régimen de La Habana, para mantener en pie un negocio millonario en Cuba.
Según un reportaje de el Nuevo Herald, Castillo, que vive en Miami, tiene una casa de dos pisos en La Habana con un restaurante de lujo, en el que no falta nada, y el cual pasa desapercibido, al parecer, para las autoridades de un país que no deja títere con cabeza si de negocios privados se trata.
“Su amistad con el espía René González es lo que le permite tener una paladar donde no falta nada. En ese restaurante hay desde cocinas que compiten con cualquier restaurante de Estados Unidos hasta un abastecimiento de primera, imposible de encontrar en otro lugar de Cuba”, dijo al Herald Orlando Rodríguez, quien trabajó como subordinado de Castillo por diez años en Latam Airlines.
Rodríguez aseguró al diario miamense que Castillo, según afirmaciones de las redes sociales propietario de la Cafetería restaurante Café Crystal, en el municipio Cotorro, La Habana, “ha violado reiteradamente las normas de seguridad de Latam y favorece a los empleados que hablan bien del gobierno cubano. A los que critican al sistema les hace la vida imposible”.
De acuerdo al texto de el Herald, Castillo no esconde su relación de amistad con René González, y varios de los empleados de Latam Airlines compartieron en un grupo de WhatsApp fotos de Castillo junto al exespía, actualmente preside la Federación Cubana de Deportes Aéreos.
Cuestionado al respecto Giraldo Castillo negó al Herald la autenticidad de las fotografías en una llamada telefónica, y aseguró que se trataba de “estupideces”. “Mis abogados ya se están haciendo cargo”, dijo.
Latam dijo en un correo electrónico al diario que no cuenta con evidencia de que Castillo haya tenido “ninguna conducta ilegal”; y el abogado Santiago Alpízar, cofundador de Cuba Represor ID, una ONG que identifica a presuntos represores cubanos en Estados Unidos, señaló que no constituye un delito “ser amigo de un espía”.
“Si esa persona tiene acceso a información que pueda comprometer la seguridad nacional de Estados Unidos tal vez pueda ser objeto de una investigación del Buró Federal de Investigaciones”, explicó Alpízar.
La historia comenzó cuando Cuba permitió a los cubanos invertir en restaurantes privados a gran escala a partir del 2008, luego de las tímidas reformas de Raúl Castro. En ese entonces Castillo levantó una cafetería que con el tiempo fue ganando terreno en la localidad. “La inversión se amplió al comprar las casas aledañas, crear un parqueo y luego construir la edificación de dos pisos que hoy alberga el restaurante y la casa del propietario”, reza el texto.
“La clave para entender la prosperidad y la riqueza de Giraldo Castillo en Cuba está en el hermano del espía René González, Livan. Ellos son casi familia, según ha dicho él mismo en las redes. Incluso les hizo a los cinco espías una gala de bienvenida a su restaurante”, afirmó al Herald un exempleado en condición de anonimato por temor a represalias.
“Cuando me dirigí a Recursos Humanos de la empresa a quejarme por la manera en que Giraldo trata a los empleados se lo informaron. Más tarde, cuando revelé que él tenía acceso a las cámaras del aeropuerto desde Cuba, un coronel de la Seguridad del Estado visitó a mi familia y les dijo que me estarían esperando cuando regresara a la isla”, añadió.
La fuente aseguró “que Castillo controlaba las cámaras de seguridad de Latam Cargo desde Cuba”, y que “algunas de esas cámaras dan a una de las pistas del aeropuerto de Miami”.
Por su parte, para Augusto Gómez, exsupervisor del Departamento de Mercancías Peligrosas de Latam, Castillo, con quien también trabajó, no será un espía pero sí es “una persona utilizada por la dictadura”.
“¿Cómo es posible que este hombre que no es nadie tenga una cafetería de dos pisos en Cuba cuando a artistas y deportistas les han quitado todo lo que tenían? ¿Cómo mantienes un negocio en Cuba de ese tamaño sin estar apadrinado por un alto cargo del gobierno?”, cuestionó.
Además, agregó que durante su trabajo con él “fui testigo de cómo censuraba a todos los que criticábamos al gobierno cubano. Todas las semanas se iba a Cuba, incluso, en alguna ocasión se llevó a jefes de seguridad de Latam. Tal vez no sea un espía, pero sabe bien cómo aprovecharse de su posición para obtener ventajas allá”.
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