LA HABANA, Cuba, 29 de abril, Frank Abel García/Hablemos Press/ 173.203.82.38.- Con el nombre de Agua Mansa han bautizado los cubanos al refresco gaseado que vende a la población la estatal Empresa de Comercio y Gastronomía, por la mala calidad de esta bebida.
“La gente le dice Agua Mansa porque, más que refresco, parece agua con gas”, explicó Leonel Claro, del capitalino reparto Alamar, con una población que supera los 100 mil habitantes, en el municipio Habana del Este.
Pero las aguas no son tales, pues los clientes tienen que enfrentar largas colas para adquirir el refrigerio.
“Es una falta de respeto que uno tenga que hacer una cola de casi dos horas para que luego te roben de esta manera”, manifestó Claro, al probar un sorbo del refresco que había comprado.
El refresco le llega a la población a través de carros cisterna preparados para esta función, conocidos por Pipas o Termos, que distribuyen el líquido en distintos puntos de la ciudad, por el valor de un peso, Moneda Nacional (MN), el litro.
Varios clientes consultados, coincidieron en que compran este producto a pesar de la mala calidad, porque posee un precio asequible y los bajos salarios no alcanzan para comprar otro mejor.
“Yo no puedo darme el lujo de pagar 10 pesos ó 55 centavos en moneda libremente convertible (moneda oficial equivalente a un dólar), por una lata de refresco, (de 350 mililitros), porque tengo dos niños pequeños y lo que gano son 300 pesos mensuales (unos 12 dólares al mes). Esto es abusivo”, dijo José Rivero, del reparto Guiteras, también en Habana del Este.
En el afán por adquirir el producto, muchos se olvidan de cederles el paso a las personas mayores de edad o con discapacidad física, y a las mujeres embarazadas o con niños de brazos.
“La necesidad nos ha hecho perder el sentido de la humanidad”, destacó Ivette Reyes, mientras sostenía en sus brazos una niña de apenas un año, en uno de los nueve puntos de venta con que cuenta Alamar.
Aunque muchas de las personas consultadas culpan al gobierno por la falta de control y calidad, hubo quienes responsabilizaron a los vendedores s y los acusaron de echarle agua, al refresco, para obtener ganancias particulares.
“Aquí hay veces que ese refresco llega hasta con gusarapos, porque esos bandoleros, por buscarse los pesos, le echan agua hasta de las zanjas”, expresó Fermín Suárez, residente en la Comunidad campesina Ojo de Agua, del municipio Melena del Sur, provincia Mayabeque.
Se comenta que en Ojo de Agua, a 55 kilómetros al sur de La habana, fue donde nació, de la boca de un niño, el nombre de Aguas Mansas.