LA HABANA, Cuba, mayo. –En la película cubana Vuelo prohibido (2015) el director Rigoberto López trata de plasmar la realidad y el conflicto de las diferencias de sistemas políticos incomparables pero con un la posibilidad de un final feliz.
El filme se desarrolla en Francia y termina en Cuba. Se centra en un diálogo monotemático entre los personajes principales representados por el cantante de salsa Paulo FG y la actriz francesa de origen marroquí, Sana A Alaoui. También participan en el filme en menor medida Daisy Granados y Mario Balmaseda junto a otros artistas secundarios.
El director Rigoberto López lleva a la pantalla la trama de una joven francesa de padre cubano que no conoce y un fotógrafo cubano que tiene un hijo que no comprende por haberse marchado del país. El filme trascurre en escenas cerradas como la habitación de un hotel y un bar, con pocas escenas filmadas en exteriores. Entre escenas de romance y las diferencias entre el capitalismo y socialismo la película muestra que se puede llegar a convivir a pesar de las diferencias de ambos sistemas.
Una de las escenas de dialogo muestra a Mario (Paulo FG) y a Monique (Alaoui) enfrascados en una discusión sobre la democracia entre ambos sistemas, la cual terminaron sin llegar a un acuerdo. Pero la discusión es seguida por una escena de amor, reafirmando que los afectos personales no están limitados por las diferentes posiciones políticas. Durante la película el director nos quiere demostrar que a pesar de la intolerancia y las diferencias políticas las relaciones pueden funcionar.
Aunque la película toca ligeramente la realidad cubana actual, Rigoberto López no pasa por alto los errores del sistema actual cubano. Seni Guerrero, fan de Paulo FG que acudió a la presentación de la película, nos comenta: “Esperaba más de este filme pensé que sería sobre las culturas de los dos países (Francia y Cuba) pero lo que vi fue un monologo de crítica entre los sistemas sociales, de ambos países. Fue más sobre idealismo político, a mí la cinta me decepcionó.”
La cinta que fue puesta en cines desde el pasado 21 mayo hasta el 3 de junio no ha sido capaz de cautivar la atención del público cinéfilo cubano. “No ha sido una película taquillera. La película no sobrepasa las 400 entradas en el día a pesar de las tres tandas que proyectamos a diario”, expresó una trabajadora del capitalino Cine Yara, que prefirió el anonimato. La misma película ya se puede obtener en copia de cine clandestina por un dólar a través de las redes de vendedores de discos en la cuidad. El filme fue producido entre el Instituto cubano de Arte e Industrias Cinematográficas (ICAIC) y la Fundación Global Democracia (Funglode) de República Dominicana.