LA HABANA, Cuba.- Al parecer casi todos los ventiladores de pared marca Ray fan que han salido al mercado en Cuba llegaron rotos a las tiendas y se están vendiendo rebajados de precio.
En la tienda Photoservice de Jaimanitas hay una estiba de estos ventiladores Ray Fan a la venta. Como es la única opción para los clientes de contrarrestar el fuerte calor de este verano, (que ya en algunos sitios de Cuba ha roto récords históricos), en la cola, una mujer embarazada se dispuso de todas formas a comprar uno.
Estaba acompañada de su padre, que dijo ser oficial retirado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y de su esposo, un joven que asentaba a todo con la cabeza mientras contemplaba las ofertas de la tienda. El padre, que era el que ponía el dinero para la compra, le pidió a la dependiente que le buscara alguno que no tuviera tantos problemas. Encontraron uno que giraba, aunque tenía una rajadura en el cabezal. El padre, al parecer con experiencia en equipos, dijo: ¨lo importante es que la base, donde engranan las aspas, esté buena. Y que gire¨.
La embarazada pidió que le probaran el equipo, y en efecto, echaba aire. Se refrescaron con la brisa ella y su criatura, y al final decidieron comprarlo. La dependiente comentó que eran ventiladores ensamblados en Cuba, aunque en la caja no encontraron por ningún lado el nombre del país de origen. Al examinar el ventilador detenidamente, el padre comprobó que las aspas, la careta y la base con las teclas, mostraban una textura demasiado frágil. ¨Es como si hubieran querido ahorrar la mayor cantidad de material plástico. ¿Será una innovación?¨, dijo.
El esposo de la joven no hablaba, se entretuvo en accionar el control remoto el tiempo que la dependiente demoró en probarlo en la corriente. El precio de venta del ventilador Ray fan es 40 CUC, pero éste estaba rebajado a 34 CUC, 816 pesos al cambio. ¨Tres veces mi pensión mensual¨, dijo el padre en voz alta, mientras sacaba de su cartera unos billetes doblados como tabaquillos, con trazos de mucho tiempo guardados. Además del vale de venta, la dependiente le expidió un ¨Certificado de garantía¨ por tres meses, y señaló en el dorso los tres talleres a donde podía recurrir en caso de rotura: uno en la avenida 21, en La Lisa, otro en Centro Habana, y el tercero en Habana del Este.
Mientras intentaba tomar fotos y corroboraba con la dependiente la certeza que eran equipos ensamblados en Cuba, apareció de repente el administrador y me advirtió que estaba terminantemente prohibido fotografiar la mercancía.
Le pregunté por qué y por quién, y me respondió que para cualquier pregunta me dirigiera a 31 y 6, en Miramar, en el segundo piso del edificio blanco, y localizara al Gerente del Complejo Playa, el único autorizado para contestar preguntas.
Le aseguré que iría a preguntarle, pero antes de marcharme el administrador me rectificó que los ventiladores no eran ensamblados en Cuba. La dependiente, al sentirse desmentida, quiso protestar, pero el administrador le ordenó callar, le advirtió que ella no podía dar datos del equipo a los clientes.
“¿Entonces cómo va a venderlos?”, le pregunté.
El administrador se volvió hacia mí y me repitió mecánicamente que para cualquier pregunta me dirigiera a 31 y 6, con el Gerente del Complejo Playa, dando por concluida la conversación.
Afuera de la tienda encontré al padre de la embarazada y le pregunté por qué había comprado un ventilador roto a ese precio tan caro. Contestó: ¨Llevamos varios días caminando La Habana y solo hemos encontrado la marca Imusa, en 78 CUC. ¡Y no llegamos a tanto…! Éste por lo menos gira, y tiene bueno el engrane de las aspas. Tal vez dure hasta que mi hija dé a luz¨.
Le pregunté si no halló raro que le expidieran un Certificado de garantía por un equipo roto y me contestó que no había pensado en eso, pero que la chispa cubana acababa de encendérsele.
“Tal vez en vez de llevarlo para la casa ahora mismo lo lleve al taller, para ver si me le cambian la careta por una que no tenga rajadura. De todas formas, está en garantía.”