LA HABANA, Cuba. – Ocho lienzos conforman la pequeña muestra del pintor Tomás Sánchez: Con la puerta abierta, Hombre crucificado en el basurero, La batalla, Orilla, Adoración, Antagonismo, Aislado, y Entre silencios, que se encuentra expuesta en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el segundo piso del edificio de Arte Cubano, sito entre Trocadero e Ignacio Agramonte, en La Habana Vieja.
Ganador de lauros como la Medalla en la V Bienal de Arte Gráfico Americano, en Cali, Colombia y el Premio Nacional de Pintura en Cuba, Tomás Sánchez se ha dedicado al paisajismo, y desafía con su particular estética del detalle y tendencias conceptuales del arte que lo separan de las modas y corrientes del gremio. La interacción del hombre con la naturaleza predomina en su visión como un signo que lo distintivo.
Altamente cotizado en el extranjero, el artista plástico reapareció en la XII Bienal de La Habana, luego de ser fundador de la primera Bienal surgida en 1984. Sin embargo, a pesar de ser uno de los artistas más destacados de su generación, fue poco mencionado en el país durante una época. Sólo uno de sus cuadros, Relación, es expuesto dentro de la muestra permanente del museo.
Sánchez, es practicante de Siddha Yoga desde su juventud. Sus experiencias espirituales en la meditación pueden apreciarse en muchos de sus cuadros. Según sus palabras; “El Blanco es el universo potencial”, diálogo consciencia-naturaleza. “Antes de que el universo exista –no es que estuviera blanco–, estaba vacío”. “Existía el ser, que es la consciencia, pero la energía estaba estática”.
Color y formas de un hiperrealismo que impresiona a los sentidos, predominan en todos sus trabajos. Creando en el publico la sensación de penetrar en sus cuadros y pervivir en ellos. La figura humana se ausenta o se inserta dentro de los parajes solitarios. Enormes basurales dentro de sus cuadros son mensajes de alerta contra la degradación y la falta de protección con el planeta donde habitamos.
Con sus representaciones, el autor crea una forma de expandir la vida basada en el verde exuberante de las hojas de los árboles, la transparencia de las aguas y la armonía de la belleza impenetrada por el hombre que se contrapone al hombre depredador y contaminador en su afán de conquista y supremacía.
Tomás Sánchez Requeiro nació en Aguada de Pasajeros, Las Villas, el 22 de mayo de 1948. Realizó estudios en la Escuela de Artes Plásticas de San Alejandro, y posteriormente en la Escuela Nacional de Arte (ENA). Ejerciendo luego como profesor. Reside actualmente en Costa Rica.
Su obra ha estado incorporada en el panorama internacional con exposiciones personales y colectivas en lugares como Mónaco Marlborough, Monte Carlo, Mónaco, Museo de Arte de Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos, Museo de Arte Costarricense, Costa Rica, Fundación Joan Miró, Barcelona, España, la Galería City Hall en Chipre, Dalai Galería Paula, Santo Domingo, República Dominicana, Centro Hispanoamericano de Atenas, entre otros importantes espacios. En el mes de septiembre del año en curso el artista cubano impartirá conferencias en el Museo Nacional de Bellas Artes.