LA HABANA, Cuba.- El muro de las justificaciones es el tema central de la obra humorística El muro, presentada en la noche del jueves 22, en la sala Covarrubias del Teatro Nacional por el grupo Komotú, bajo la dirección e interpretación de Miguel Moreno Rodríguez, más conocido en Cuba por su personaje de La Llave en el ya desaparecido espacio “Deja que yo te cuente”, junto a Ana Chelys Matos Toirac (actriz invitada), Yasnai Ricardo Pérez y Alexis Ayala Wilson.
La historia versa así: En la época de los años 80, las justificaciones se mantenían a un nivel estable; hasta que llegaron los años 1990 al 1994, donde las justificaciones se dispararon a grandes niveles. “En estos últimos tiempos las justificaciones se han mantenido con un sube y baja tremendo. Pero este año vino bien cargado de justificaciones”, así decía uno de los jefes superiores de la Oficina Central de Justificaciones, interpretado por Alexis Ayala Wilson.
El problema de la rebaja minúscula de precios, los recortes en el suministro de petróleo (satirizado por el “déficit de justificaciones a nivel global”), el cuentapropismo, la situación del transporte, los bajos salarios, la alimentación, los altos aranceles en las mercancías traídas por los cubanos del exterior, e incluso la inmoralidad y la corrupción, fueron temas bien atractivos que, tras el disfraz de una oficina para las excusas, quedaron bien graficadas en la escena.
La obra está dividida en tres actos principales. El primero es una anunciación por parte de un hombre que había vivido más de 800 años del advenimiento de tiempos muy severos para el mundo.
La segunda parte es de una escena recreada en una oficina central de justificaciones, ubicada justo detrás de un muro conocido como el muro de los lamentos. En dicha oficina, las personas vienen a encontrar una justificación a los problemas o a darla. Dentro de esa cola aparece una directiva de una empresa constructora de cosas que nunca se terminan a buscar una justificación porque su empresa logró construir un comedor obrero para más de 800 trabajadores. Ahí es el primer dilema: si antes los trabajadores no podían almorzar porque no había comedor, ¿qué justificación se les dará con este nuevo espacio pero con la escasez de alimentos?
Pero los problemas empiezan a aparecer cuando llega a la oficina de justificaciones una trabajadora por cuenta propia o, como se le conoce ahora, una emprendedora. Esta persona viene a ofrecer nuevas justificaciones ante la escasez inminente de excusas por parte de la oficina central. Es ahí, donde se le empiezan a poner miles de trabas en el asunto, hasta le llegan a dar cuenta de toda la información personal que tenían los servicios secretos sobre la vida de esta mujer.
La última sección de esta obra humorística recrea un hombre agobiado por sus problemas salariales que decide optar por el suicidio en el muro de los 14 chinos caídos como última salida para sus problemas. Es cuando un agente de la Seguridad lo detecta e impide que se lleve a realizar el acto; primeramente, por el hecho de que se pudiera crear un conflicto internacional relacionado con el hecho y por otro motivo que ese mismo día iba a venir una visita de la nación asiática.
Trabas y muchas trabas ―hasta para el suicidio― quedaron bien explícitas en escena. Todo lo que acontece en la Isla, sobre todo lo relacionado con los problemas del primer semestre en el país, fueron motivo de cuestionamientos e interpretaciones, que tras el fondo satírico de la comedia dejaron la interrogante en el público de qué pasará mañana cuando se acaben las justificaciones.
Una muestra más de que el teatro es fiel reflejo de los problemas sociales. Esta obra continuará ofreciendo su espectáculo este viernes, el sábado y el domingo.