LA HABANA, Cuba – “¿Hasta cuándo va a ser esto?” es una pregunta frecuente, que no pocos suelen exclamar cuando de repente se va la luz. Pero si el apagón o bajo voltaje además rompe algún equipo electrodoméstico, especialmente un refrigerador, no sólo se trata de un disgusto de pocas horas sino que la familia queda seriamente afectada en casi todas las necesidades básicas.
Las viviendas en la Habana ‒longevas en su mayoría, calurosas y de mala calidad por falta de mantenimiento‒, están habitadas hasta por tres y cuatro generaciones de una misma familia en estado de hacinamiento. Añádase que la capacidad económica de todos los asalariados, en la gran mayoría de los hogares cubanos, es insuficiente para satisfacer el mínimo de sus necesidades. Y arriba de esto, tan sólo imaginarse que por causa de un apagón o fluctuación del voltaje ‒debido a una falla técnica en las redes de la Unión Eléctrica Nacional (UNE)‒ se rompa el refrigerador resulta una pesadilla.
En un plegable informativo, autorizado por la propia UNE, se orienta sobre las causas más comunes de interrupción del servicio eléctrico. Pero los apagones imprevistos y las fluctuaciones del voltaje no aparecen explicados ahí, y precisamente son esas las razones por las que recientemente este reportero ha conocido sobre tres casos a los que el refrigerador se les ha roto.
Al consultar a una empleada de la UNE, esta respondió que harían una investigación para dictaminar y comunicar sobre los problemas en cuestión. El proceso tomaría diez días, según la mujer, pero luego de más dos semanas de realizada la reclamación ‒abierta el 7 de julio‒, aún no hay respuesta.
En busca de información para hallar una solución a la angustia de esas familias sin refrigerador, fue consultada por teléfono la Agencia de Servicio de Post Garantía a Equipos Electrodomésticos, perteneciente a la cadena estatal TRD (Tiendas Recaudadoras de Divisas) CARIBE. La recepcionista, muy amablemente y después de preguntar a qué municipio pertenece la reclamación ‒Plaza‒, puso en línea al técnico en refrigeración.
Sin embargo, al preguntar el especialista la marca del equipo y comunicarle que era un SANYO, inmediatamente el hombre dictaminó que esos equipos estaban “de baja técnica”. Por lo tanto, el problema no tenía solución.
El precio del equipo más barato de refrigeración que se puede adquirir en una TRD es de unos 388 CUC, si bien la mayoría de los equipos superan los 800 CUC, cifras astronómicas en Cuba. En caso de que no procediera la reclamación de los afectados por las irregularidades del servicio eléctrico. ¿Tienen que quedarse sin refrigerador? ¿Con tanto dinero que cuestan, la cadena de tiendas no ofrece ningún tipo de seguridad y se debe rezar porque la marca del refrigerador propio no haya sido “dada de baja”?
En general, la población no tiene conocimiento del proceso a seguir para reclamar en la UNE cuando ocurre lo que en Cuba constituye una catástrofe doméstica. Al consultar a otras veinte familias, todas desconocen a dónde dirigirse o llamar para hacer una reclamación si sucediera algo con su refrigerador, porque por los medios de difusión no dan el debido lugar a esta orientación tan importante a favor de la población.