LA HABANA, Cuba – Desde su fundación en la década de los ochenta, el Frente Femenino Humanitario Cubano intenta auxiliar a las víctimas de los horrores del castrismo, principalmente a los presos políticos. Así, por más de veinte años hemos conocido múltiples historias de injusticia y maltratos, la pavorosa realidad de las prisiones cubanas.
Una de esas historias es la de Noel López González. En el año 2007, Noel fue condenado con pruebas falsas a 12 años de prisión por un supuesto delito de tráfico de personas, según explicó su madre, Octavia González, al ser entrevistada en agosto del 2014. Octavia declaró que Noel entró a Cuba en una lancha para quedarse. En Miami había hecho inconscientemente una compra ilegal para su negocio de compra-venta de autos y ante la posibilidad de enfrentar una pena de hasta 11 años, vio como única alternativa regresar a Cuba. Pero una vez aquí, cuando se presentó ante las autoridades, lo apresaron y lo llevaron para la sede de la Seguridad del Estado (Villa Marista).
Tras el juicio, cumplió la primera parte de su condena en la cárcel de Kilo 5, Pinar del Río, donde era vicepresidente del Movimiento Opositor Democrático 8 de Agosto, creado en esa prisión para denunciar las arbitrariedades y vejaciones cometidas con los reclusos en las prisiones cubanas, a lo cual Noel se dedicó activamente.
Noel López fue asimismo uno de los organizadores y participantes en una huelga de hambre masiva iniciada el 23 de febrero de 2012, a la cual se sumaron presos de varias provincias. Como represalia, fue trasladado a la prisión de Canaleta, en Ciego de Ávila, y después a una celda tapiada en Kilo 8, Camagüey.
Desde allí me hizo llegar entonces, vía telefónica su escalofriante testimonio: “Fui confinado a un calabozo tapiado de 3 metros de largo por 1,36 de ancho, con una fría cama de cemento de 0,57 por 1,84 metros. (…) Es imposible bañarse, porque ni la ropa interior ni las toallas se secan, debido a que la humedad rebasa los límites. Las paredes están cubiertas de moho negro, y la iluminación es muy poca”.
“Debo hacer mis necesidades en un papel, para después quitar el pomo que tapa el hueco en el piso y empujar rápidamente los excrementos en él, porque las cucarachas voladoras salen desesperadas y casi chocan con mi cara”.
“En las noches, a éstas se les suman ranas y mosquitos, que convierten la celda en un infierno, sin contar que durante todo el tiempo cae una gotera justo encima de la cama. Lo anterior me ha obligado a dormir en los días, para esquivar los insectos en las noches. Tengo en mi piel innumerables picadas de mosquitos, la mayoría infectadas”.
“Además, me siento decaído como resultado de las dos huelgas de hambre en que participé (…), una de 31 días y otra de 12, que culminó el 26 de abril (de 2012). La comida es poca y muy mal elaborada, por lo que casi todos los días devuelvo lo que como. Recibo los alimentos por debajo de la puerta, por una hendija por donde apenas cabe un vaso”.
“La atención médica es pésima. Al momento de ofrecer el presente testimonio, todavía no me ha visto un médico. A esto se le suma que me encuentro fuera de mi provincia, o sea, muy lejos de mi familia, lo cual dificulta mucho más mi recuperación”.
Esas eran sus palabras en aquel entonces. A lo largo de su condena, Noel López González ha hecho varias prolongadas y extenuantes huelgas de hambre en demanda de justicia. Durante la anterior, del 28 de noviembre de 2014 al 19 de febrero de 2015, fue trasladado desde la prisión Kilo 8 en Camagüey hasta la sala de penados del Hospital Militar Dr. Carlos J. Finlay, en La Habana, donde se encuentra actualmente, con la finalidad –según las autoridades– de preparar sus documentos para su salida del país.
Después de seis meses de dilación, en agosto el capitán del Ministerio del Interior (MININT) Edelmiro Ávila les comunicó a sus familiares que había que esperar la respuesta de la Dirección de Prisiones, sita en 15 y K, en La Habana, para saber qué se decidiría con él. En otra ocasión el militar les dijo asimismo que aguardaran hasta el 30 de septiembre de 2015, que para esa fecha ya Noel no estaría en Cuba, y que sus papeles estaban en la embajada estadounidense.
Sin embargo, al llamar a la embajada su madre pudo comprobar que esto no era cierto.
Ante esta circunstancia, Noel López González retomó la huelga el pasado 2 de octubre, y ahora presenta dificultades con el azúcar y con la presión arterial, que le bajan mucho. En esta ocasión, el capitán Ávila le dijo: “Estás libre, autorizado para viajar. Aquí no te queremos, y en la calle menos. Si necesitas algún documento, te lo damos”.
En la práctica esto no se ha cumplido, pues Noel alega que ha solicitado un pasaporte (documento indispensable para cualquier trámite migratorio, expedido también por el MININT) pero al día de hoy no ha recibido respuesta, y no le permiten abandonar su celda en el hospital. Su situación se agrava por días y su caso parece haber caído en un peligroso círculo donde ni se aclara su situación migratoria ni le permiten tratar de solucionar su caso.