LA HABANA, Cuba. -En la cafetería del Centro Comercial Carlos III mi vista se detuvo en una señora de avanzada edad que se auxiliaba de un bastón para caminar, con limpieza en sus ropas, pero lentitud en los movimientos. Se desplazaba de mesa en mesa para -en voz baja- proponer a los clientes del lugar la mercancía que vendía, consistente en tarjetas de recargas para celulares de 5 CUC.
Mi acompañante y yo nos acercamos de inmediato a la anciana, le preguntamos su nombre y el porqué de su trabajo, cuando debería de estar en su casa descansando por su avanzada edad. La respuesta de Matilde Méndez Alemán no se hizo esperar: “Esto lo hago para juntar un dinerito y poder comprarme las medicinas para mi padecimiento (pancreatitis aguda), ya que un pequeño frasco me cuesta cinco dólares y yo solo recibo alrededor de 10 dólares al mes por la pensión de mi difunto esposo”. Al ver nuestro interés nos dio su dirección y acordamos hacerle una visita a su hogar.
A los pocos días me presenté en casa de la anciana, en el municipio Centro Habana.
De inmediato me reconoció y me invito a pasar, me ofreció un vaso de agua y comenzamos el diálogo. Matilde tiene 79 años de edad y realiza tales labores a escondidas de su hija, la cual es su actual tutora.
Matilde contó que fue estafada por un oficial del Ministerio del Interior con grado de teniente coronel, nombrado Ángel Rodríguez Ledesma, el cual se auxilió de una delincuente que se dedicaba al negocio de compra venta de viviendas, nombrada Walkiria Mesa Rodríguez.
Este oficial, tiene entendido Matilde que falleció, pero se quedó con su casa en la calle Mayía Rodríguez en la Víbora, municipio 10 de Octubre. Dado su rango militar, utilizó funcionarios de la vivienda, abogados y notarios corruptos para cometer el fraude. Así como también intervino su hijo que se desempeñaba en aquel momento como gerente del Restaurant Turquino del Hotel Habana Libre, y que con posterioridad abandonó el país.
Al perder su vivienda, ella cayó en una profunda depresión, porque era una herencia para su hija, y ahora tienen que estar hacinados en un pequeño apartamento. La única salida que tiene a su triste situación es vender tarjetas de recarga, pues la pensión que recibe no le alcanza para combatir con medicamentos los males que padece.
Según un artículo publicado el 12 de mayo, en el oficialista periódico Granma, escrito por los corresponsales Lissandra Fariñas Acosta y Lauren Céspedes Hernández, la población cubana envejece de manera apresurada. Hoy las estadísticas oficiales, sitúan este estrato en un 19 % en ambos sexos, y para el 2030 se estima que haya un aumento hasta el 30%. Pero para ellos no hay solución, porque se puede ver en las calles ancianos marginados realizando labores no acorde con su edad e incluso pidiendo limosnas en centros comerciales para subsistir a la miseria que viven.
Unos 10 dólares al mes son una pensión simbólica como pago por los tantos años que han tenido que mantener una obediencia sumisa. Es en verdad una traición a los cubanos de la tercera edad.
(Jorge Bello Domínguez)
(Para cualquier ayuda, la dirección de Matilde Méndez Alemán es: Calle Maloja 804 altos, entre Retiro y Plasencia, municipio Centro Habana, La Habana, Cuba)
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