LA HABANA, Cuba.- Bajo la premisa de “Suelten amarras” fue inaugurada la 15 Muestra de Nuevos Realizadores en el capitalino cine Charles Chaplin. Ayer, 5 de abril, la jornada inició con el Concurso de Carteles. A las dos de la tarde, tuvo lugar la apertura fílmica del evento, donde fueron exhibidos el corto “Aplausos” de Enrique Pineda Barnet, y el filme “Últimos días en La Habana”, de Fernando Pérez.
Después de “Suite Habana” y “La pared de las palabras” no parecía posible que este cineasta excepcional pudiera hurgar más profundamente en las contradicciones que zarandean a los cubanos, ni en las insondables dimensiones de la existencia, en su sentido más general. Pero he aquí que su última entrega aborda dos filosofías extremas y humanas de asumir la vida y las condiciones en que esta acontece. Un hombre, vencido por el peso de una vida sin futuro, sueña con el exilio; mientras otro, desde los escasos minutos de paz que le prodiga una enfermedad devastadora, anhela vivir.
En el ámbito de las artes visuales fueron presentadas las exposiciones 15 años de gráfica alternativa (lobby del cine Chaplin) y Amuletos, del artista Harold Ferrer (Centro Cultural Fresa y Chocolate). A las 8:30 de la noche tuvo lugar la inauguración oficial de la Muestra con un performance en escena —apoyado por una documentación audiovisual en pantalla— que homenajeó a generaciones de cineastas cubanos y, con todo el poder alegórico que proporcionan la música y la acción plástica, conminó a los jóvenes realizadores a dar rienda suelta al discurso, la imaginación y la creatividad.
Un segundo material fílmico recogió el debate a propósito de “las amarras” que hay que soltar para que la nueva Cuba asome —por fin— a la superficie. Toda vez que la Muestra ha sido concebida como un espacio de diálogo, varios realizadores se explayaron acerca de los problemas que lastran la producción audiovisual en la Isla, entre ellos la apatía, el silencio, la introspección, la censura, la recurrencia a temáticas trasnochadas y el temor a mirar al pasado desde un prisma realista.
El plato fuerte de la soirée fueron los tres cortos elegidos: No country for old squares (Yolanda Durán y Ermitis Blanco), El otro viaje (Damián Saínz) y Con sana alegría (Claudia Muñiz Pérez). El primero sobresale por el empleo de la animación como recurso para ilustrar el muy trillado tema de la represión, el automatismo social, la obediencia ciega y sus consecuencias. Pero por lo mismo, y dada la realidad que se vive en Cuba, el final resultó harto predecible. El otro viaje aborda el asunto -casi obligatorio ya- del exilio o la permanencia temporal en el extranjero. Un poco largo, quizás, para un tema tan recurrido, conserva el atenuante de ampliar su visión hacia el drama de otros sujetos y las razones de su exilio, muy diferentes de las que motivan a los insulares.
La conmoción general llegó con el tercer corto, Con sana alegría, para dar fe de la importante presencia de las jóvenes realizadoras en esta edición de la Muestra. También relacionado con el exilio, pero es solo un detalle que se revela al final y como causa fundamental del contexto en que vive la protagonista, también mujer. Es una manera breve, humana y amargamente real de visualizar las consecuencias que puede tener la inmigración en la existencia de los que quedan detrás, con la obligación de asumir situaciones que los superan, y en la más terrible soledad.
La Muestra en general bien vale la pena, especialmente las obras en concurso; aunque algunos materiales fuera de competencia como El tren de la línea norte, La hora de los desconectados y Los turistas, son altamente recomendables.
No faltarán los espacios para el debate y el intercambio, las presentaciones de libros y las atractivas Muestras Paralelas que en esta oportunidad llegan con producciones de España, Brasil, Alemania, Inglaterra, Costa Rica y Colombia. Para apreciar las obras que conforman esta 15 edición de la Muestra de Jóvenes Realizadores se han organizado varias sedes: desde la propia Cinemateca de Cuba y su sala Charlot, hasta la Sala Titón, el Centro Cultural Fresa y Chocolate y la Fábrica de Arte Cubano. Serán, sin dudas, seis días para disfrutar y tomarle el pulso a la creación audiovisual de los artistas noveles.