LA HABANA, Cuba.- “¿Qué piensas hacer en las vacaciones?”, pregunté a un amigo. La respuesta que me dio fue un mazazo: “¿A dónde tú crees que se pueda ir con el dinero que me pagan? En vez de vacaciones, para mí son una pesadilla”.
Las vacaciones, lejos de ser un tiempo de descanso y esparcimiento, suelen ser un problema para el cubano de a pie, la mayor parte de la población. El salario promedio mensual de un trabajador cubano oscila entre 480 y 550 pesos cubanos (CUP), equivalentes a entre 20 y 23 pesos convertibles (CUC).
En la capital, por ejemplo, en el Centro Juvenil Recreativo “José A. Echevarría”, otrora Vedado Tennis Club, la entrada a la piscina vale 25 pesos cubanos (CUP) o su equivalente de 1 CUC por persona. Los menores de 12 años pagan 10 pesos.
Las ofertas gastronómicas son pocas y caras: bocaditos de 10 pesos, refrescos enlatados de 12 pesos y las cervezas nacionales ―algunas― de 20 CUP, excepto las de marca Cristal o Bucanero, de 1,25 CUC y de mejor calidad. Fuera del “Echevarría” ―como popularmente se le conoce―, en cualquier cafetería estatal el precio de estas cervezas, cuando se encuentran, es de 1 CUC.
En “El Castillito”, un centro de la Empresa Provincial de Recreación y Turismo de La Habana, la entrada para los mayores de 12 años cuesta 25 pesos y para los menores de 12 años, 10 pesos. Las ofertas de su cafetería son las mismas que las del “Echevarría”, aunque tienen una parrillada en la que venden arroz salteado a 15 pesos y un cuarto de pollo a 1,25 CUC.
Allí, a la entrada de la piscina hay un cartel con una foto de Fidel Castro y lo que dijo cuando visitó este lugar el 14 de febrero de 1997: “En este Castillito de Maravillas encuentro todo lo que había deseado en mis años de estudiante”.
En el parque de diversiones “La Isla de los Cocos” (el otrora Coney Island), en el municipio capitalino Playa, las boletas de entrada al parque tienen un valor de dos pesos por persona. Las de los aparatos recreativos valen dos o tres pesos cada cupón, pero el precio total depende del aparato que se vaya a montar. A las personas mayores les cobran tres boletas de tres pesos y al niño dos de dos pesos, o sea, hay que pagar trece pesos por cada función, por tan solo dos o tres minutos. Al acabarse el tiempo, el niño se pone a llorar porque se quedó con las ganas de seguir en el aparato, y los padres sienten impotencia por cómo se han dejado estafar su dinero.
En “La Isla de los Cocos”, para merendar, hay que hacer largas colas. No hay diversidad de ofertas y las más baratas cuestan el equivalente de 1 CUC (25 CUP).
A la hora de la partida, para utilizar el transporte urbano, hay que estar preparado física y mentalmente como para un maratón olímpico: con una mano cargar al niño, con la otra aguantar a la esposa para no quedar separados en la multitud, y al mismo tiempo cuidar de la billetera para, por último, ver si es posible alcanzar una guagua o un camión.
Asimismo sucede para coger un taxi, solo que por una carrera para tres personas el cobro es de hasta 60 pesos por una parte del recorrido, y otros 60 pesos para realizar el recorrido completo.
Las piscinas de los hoteles, por otro lado, son una opción solo para los que tienen una buena entrada de CUC. Estas son algunas de las ofertas de servicio y de los precios en la piscina del Habana Libre. El costo de la estadía es de 15 CUC y el consumo mínimo es 13 CUC por cada persona. Una cerveza nacional vale 2,70 CUC, un jugo de frutas naturales 3,30 CUC y un sándwich oscila entre 7,50 y 8,50 CUC.
Los precios de los platos principales del almuerzo: pollo (entre 10 y 11 CUC), pescados y mariscos (entre 12 y 16 CUC) y el filete carne de res a 19 CUC.
En las vacaciones de verano, los padres tienen que tener presente otra preocupación: los gastos que acarrea lo que necesitan sus hijos para el curso escolar que se inicia en el próximo mes de septiembre. Porque no puede faltar una mochila para las libretas y los libros, que vale entre 12 y 15 CUC, un par de tenis de 12 a 15 CUC, un recipiente para llevar la merienda, 5 CUC, más libretas, bolígrafos, portaminas, meriendas, almuerzo y transporte.
Por eso, como bien dijo mi amigo, para el cubano de a pie las vacaciones son una verdadera pesadilla.