LA HABANA, Cuba.- Desde el pasado mes de enero, las puertas del único rastro del municipio Plaza perteneciente a la estatal Empresa de Comercio, que vende diversos materiales para la construcción, permanecen cerradas debido a la detección de un colosal faltante financiero.
El hecho delictivo fue verificado por CubaNet a través de varias fuentes familiarizadas con el suceso y que prefirieron no ser identificadas. “Esto lo sabe el Vedado completo, anda de boca en boca”, declaró uno de los revendedores que opera desde hace mucho tiempo en las cercanías de este establecimiento, y añadió: “ aunque hay algunos trabajadores del rastro detenidos bajo investigación policial, la autora principal del robo fue María Elena, más conocida por “la rubia”, quien fungía como administradora del lugar, y escapó en una lancha junto a su marido y sus dos hijos con una gran suma de dinero, proveniente de las ventas de los materiales de la construcción que allí se facturaban y que pudiera estar rondando entre los 30 y 50 mil CUC”.
El rastro, como se conoce a este tipo de tiendas, estuvo primeramente ubicado en la calle Paseo esquina a calle 33, pero desde hace dos años fue trasladado para la calle 4 entre Zapata y 31 en el barrio de “La Timba”. Antes de su cierre, allí se podía encontrar desde cemento, áridos, pisos, aceros y bloques, hasta juegos de baños, tanques o bombillos.
Un viejo dirigente de la Administración Municipal de la Vivienda que conoce bien el caso, pero prefirió el anonimato, declaró que “el poder corrompe” porque la administradora que supuestamente escapó con el dinero “siempre gozó de prestigio y confianza dentro de la Empresa de Comercio. Ella había administrado el mencionado establecimiento durante el 2008 y 2010 hasta ser removida a cumplir otras funciones, pero el sucesor fue a parar a la cárcel tres años después, acusado de corrupción. Entonces la llamaron nuevamente a tomar las riendas del Rastro, y ya tú ves”.
Al respecto, un viejo yerbero nativo de la Timba cuenta que “cuando el rastro estaba ubicado en la céntrica calle Paseo, la misma administradora demandaba la constante presencia de la policía, a fin de paralizar la gestión que paralelamente desarrollaban los revendedores y transportistas apostados en los alrededores. Pero sucedió que al reubicar el rastro en el corazón de La Timba, ‘la Rubia’ cambió drásticamente”.
Según el yerbero, ella colocó a su marido y a su hijo en el establecimiento estatal, encargándoles la venta de los materiales más reclamados, y también empezó a cooperar y llevarse bien con los comerciantes que operaban “por la izquierda” en los contornos. “Pícara al fin, descubrió que por esa vía se inventaba mucho dinero. Ella se las arreglaba con las autoridades para salir ilesa. Hasta llegó retardar las entregas de ventas como estaba previsto y no pasaba nada”, concluyó.
El cierre indefinido de este Rastro genera mucha inquietud para los que ahora mismo tienen sus construcciones a medias o paralizados, por la falta de materiales. “Imagínate que me metí en la reparación del baño de mi casa que estaba en candela, pensando que los materiales que tenía eran suficientes pero no fue así; y ahora con el Rastro cerrado no he podido terminarlo”, declaró Aracelis, una trabajadora del sector de la salud.
A la pregunta formulada por CubaNet a uno de los funcionarios encargados del interminable “inventario” a que está siendo sometido el rastro, sobre cuándo se restablecerá la venta de materiales, este se limitó a decir que “hasta la fecha no hay información alguna”.
Por lo pronto, algunos llegan aquí en busca de materialesy se marchan frustrados. Otros, con sentimientos encontrados, opinan que se hizo justicia. Con el viejo adagio de “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón”, se expresó un ciclista que se buscaba la vida en este rastro trasladando materiales, hasta que hace unos meses la policía le decomisó su medio de vida y le impuso una multa de 1500 pesos.
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